lunes, 6 de mayo de 2019

LA GENERACIÓN DEL 27 . 4º E.S.O.


LA GENERACIÓN DEL 27
La llamada "Generación del 27" adeuda tal marbete a las conmemoraciones que llevó a cabo el grupo con motivo del tercer centenario de la muerte de Góngora, ante el desprecio de la intelectualidad, en dos lugares: el primero, en la madrileña iglesia de Santa Bárbara; el segundo, en el Ateneo de Sevilla, donde estos amigos viajan invitados por dicha institución y por Ignacio Sánchez Mejías, el torero que manejaba con igual destreza el capote y la cultura. Son García Lorca, Alberti, Cernuda, Salinas, Guillén, Diego, Dámaso Alonso, Prados, Altolaguirre y Aleixandre
Seguiremos para el estudio de este grupo el mismo empleado para el Modernismo, esto es, un criterio cronológico, aunque, no obstante, hay que indicar que etapas de influencia que son simultáneas o muy próximas.

Influencia del Ultraísmo y Creacionismo y del Cubismo pictórico (1918-1921).
A finales de la segunda del siglo XX el Modernismo ha muerto. Con la irrupción de las vanguardias a finales de la segunda década (el Cubismo y el Futurismo son anteriores) se produce un cambio, una ruptura mucho más profunda y drástica de la que supuso el modernismo con respecto a la literatura de la Restauración. Y de la misma manera que el Modernismo contó con un profeta, Salvador Rueda, así también las vanguardias en España tuvieron en la genial figura de Ramón Gómez de la Serna su heraldo y en la Revista de Occidente, de Ortega y Gasset.
De la epidemia de "ismos" la primera gran influyente será para los del 27, además del ramonismo (de Ramón Gómez de la Serna), el Ultraísmo. Poetas como Domenchina, Rafael Lasso de la Vega, por citar algunos nombres significativos, mantuvieron un proceso de transformación y de transición que asumió formulaciones artísticas prácticamente inéditas en España que, sin embargo, no produjeron la ruptura definitiva con otras anteriores. Sí la producirán los del 27 con recursos como:
  • Poemas visuales, por influencia del caligrama
  • Fragmentación reflejada en la sintaxis
  • Nominalismo
  • Descripciones abstractas.
  • Negación de linealidad discursiva
  • Simultaneidad de instantes
  • Vocabulario de la moderna cotidianidad tecnológica, mecanicista y lúdica, influencia del Futurismo italiano
  • Léxico plagado de alusiones geométricas (influencia del Cubismo)
  • Entramado de símiles
  • Imágenes y metáforas a menudo relacionadas analógicamente
  • Personificaciones o sinestesias.
De esta etapa destacan dos obras de Gerardo Diego, Imagen (1922), con poemas ultraístas y creacionistas. Manual de espumas (1924), con poemas creacionistas.

Influencia de la poesía pura y de lo popular y lo culto. (1921-1928)
Poesía pura. El tercer gran adalid de los del grupo, junto a Ortega y Gómez de la Serna, será Juan Ramón Jiménez, que influirá en algunos miembros del 27 como Salinas, Guillén, Aleixandre, Cernuda o Dámaso Alonso. De Juan Ramón tomará rasgos como:
  • Búsqueda de lo bello y de la pureza que evite cualquier sentimentalismo y privilegio de la idea, el concepto
  • Prioridad concedida, sin desdeñar el contenido, al significante → la esencia
  • Pocos adornos
  • Verso libre
No obstante, lo que podríamos llamar intelectualismo de la poesía pura también ha de ser puesto en relación con el intelectualismo o racionalismo existente en la poesía vanguardista y la literatura barroca.
Algunas de las obras más importantes influidas por la poesía pura de Juan Ramón Jiménez son Poemas puros, poemillas de la ciudad (1921), de Dámaso Alonso. Cántico (1928), de Jorge Guillén, Ámbito (1928), Aleixandre; Perfil del aire (1927), de Cernuda.
Por otro lado, por estas fechas aparece, asimismo, la influencia de lo popular, por influencia de Juan Ramón Jiménez también. Se tomarán para esta poesía popular o popularista rasgos como:
  • Tradición popular: Romancero y Cancionero (el iniciador fue Juan Ramón Jiménez).
  • Aplicación mimética de formas populares.
  • Estribillo
  • Uso frecuente del paralelismo sintáctico y la anáfora.
Influencia de lo popular encontramos en Libro de poemas, de Lorca (1921), Marinero en tierra (1925), Alberti; Canciones (1927) y Romancero gitano (1928), de Lorca; Poema del cante jondo (1931 –se escribe del 21 al 24-)

Influencia de Góngora y lo culto (1925-1929)
El gusto por la poesía oscura de Góngora determina una admiración por el poeta cordobés. La aportación más destacada es la metáfora. Esa particularidad del Barroco debe comprenderse en cierta coincidencia con la doctrina de la poesía pura, así como con las formulaciones de creacionistas y ultraístas, hasta ser «el procedimiento estilístico más adecuado a la ilimitada fantasía de la poesía moderna». De él también tomas neologismos, hipérboles y elipsis, replanteamiento de la sintaxis ya proclamado por la vanguardia de corte futurista (importancia del hipérbaton), el uso del soneto (no siempre) o la colocación del verbo principal muy al final.
Sobresalen las obras Versos humanos (1925), de Gerardo Diego; y Cal y canto (1929), de Alberti.

Influencia del Surrealismo inicial (1925-1929)
Antes de la consolidación de las grandes obras surrealistas, hay un periodo en el que aparece la experimentación vanguardista. Los encargados son dos poetas que entran en contacto con el Surrealismo francés, como Prados, con Seis estampas para un rompecabezas (1925), y un poeta menor, José María Hinojosa, con La rosa de los vientos (1926). Aparecen ya en ellos algunas de las características que se consolidarán más tarde, como lo son el irracionalismo, lo onírico y la angustia existencial

Influencia surrealista y rehumanización (1929-1936)
Después de la etapa de experimentación vanguardista del Ultraísmo y la etapa surrealista inicial, las imágenes gratuitas del ultraísmo y el creacionismo se llenarán ahora de contenido. Los conflictos personales y sociales afloran de nuevo en la literatura. Se habla ahora de rehumanización. En 1930 el novelista José Díaz Fernández ya había propuesto en El nuevo romanticismo el regreso a un arte humanizado: "Saludemos al nuevo romanticismo del hombre y la máquina que harán un arte para la vida, no una vida para el arte”.
Son poemas escépticos, ya que el sueño y su confusa pesadilla proporcionan una visión del mundo dominada por imágenes negativas, a veces caóticas y absurdas. Se muestra especial interés por el subconsciente, los sueños y por los aspectos del pensamiento humano no sometidos a la lógica y a la razón. Consecuencia de todo esto son la renovación estilística, dándose entrada a asociaciones insólitas de palabras, sorprendentes metáforas, relaciones inadvertidas entre las cosas y los seres.
Es la etapa de las grandes obras surrealistas, de las que destacamos Sobre los ángeles (1929), de Alberti; Los placeres prohibidos (1931) y Donde habite el olvido (1935), de Cernuda; Espadas como labios (1932), de Alexiandre; Poema del cante jondo (1931), Poeta en Nueva York (publicado en 1940, aunque escrito por estas fechas) y Sonetos del amor oscuro (1935), Llanto por Ignacio Sánchez Mejía (1935) de Lorca

Influencia neorromántica (1936-1939) y poesía comprometida
Finalmente, estallada la Guerra, hay que hablar de una etapa en la que se rechaza la poesía pura, pues interesa el contenido, en la que se vuelve al romanticismo y a su simpatía con la naturaleza y a las estrofas clásicas. Es también la época de la poesía comprometida y panfletaria. En 1936 se celebra el centenario del nacimiento de Bécquer, y en octubre del año anterior Neruda funda la revista Caballo verde para la poesía, en cuyo primer número aparecía el célebre "Manifiesto" en defensa de la "poesía impura".
Las más valiosas, las de la línea romántica, son de Salinas Razón de amor (1936) y Largo lamento (1939).



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