lunes, 6 de mayo de 2019

INTRODUCCIÓN AL VANGUARDISMO


INTRODUCCIÓN AL VANGUARDISMO

    El término “vanguardia” designa al cuerpo de soldados de un ejército que se adelanta al resto en misión exploratoria y de choque en el terreno enemigo. Cuando en el siglo XIX, en Francia, se utilizó el término metafóricamente para referirlo al arte y la literatura, se trasladaron a él todas las connotaciones que poseía en su uso militar: el carácter de grupo minoritario y belicoso, el afán por conquistar territorios desconocidos, el componente de aventura y el riesgo al fracaso, la rapidez de acción y avance, pero también la fuerza destructiva. A esas notas hay que añadir el carácter juvenil de los miembros del grupo y la presencia de una jefatura o liderazgo.
     Los “ismos” combatieron el realismo entendido como mímesis de la naturaleza y concibieron el arte como un territorio de búsqueda y experimentación. En el ámbito de las artes plásticas, las vanguardias fueron muy fecundas y cambiaron de raíz el ejercicio de la pintura en el siglo XX. En la literatura, sin embargo, fueron movimientos más iconoclastas que creativos, estuvieron demasiado cargados de preceptos y prohibiciones como para engendrar un auténtico arte nuevo. De esta forma, aunque introdujeron cambios profundos en poesía, narrativa y teatro, no impidieron que se siguiera cultivando una literatura realista que gozaba del favor de los lectores. A diferencia, por ejemplo, de un pintor, en los años cincuenta un escritor sí podía cultivar con toda seriedad una narrativa, poesía o drama convencionales.
     Además de ir contra el arte realista, la vanguardia se decantaba por ir contra la sociedad burguesa (con cuyos representantes relacionaban ese realismo), el capitalismo, la moral judeocristiana y, en general, contra todo lo que pareciera venir de un mundo viejo y corrompido.
     Para los jóvenes artistas de vanguardia, el presente era el desconcierto ante los cambios culturales y sociales, ante el auge de una tecnificación de la vida corriente que amenazaba con deshumanizarla, era la incertidumbre ante el desplome de los valores tradicionales tras la proclamación de la muerte de Dios por Nietzsche. Desde 1914 ese presente se rodeaba de los tintes más fúnebres, con el sacrificio absurdo de cientos de miles de jóvenes en las trincheras de la Gran Guerra.
    Sin embargo, el mundo moderno tenía también una cara seductora, la de los nuevos medios de locomoción (como el automóvil o la industria de la aeronáutica) y comunicación (el telégrafo, el teléfono, la radio o el cine), la música popular (el jazz sobre todo) o las asombrosas teorías científicas (la relatividad de Einstein o la física cuántica de Heisenberg).
     La vanguardia cristalizó en muy diversos grupos conectados entre sí y organizados en torno a un líder más o menos dictatorial, fuera Marinetti para el futurismo, Tzara para el dadaísmo o Breton para el surrealismo. Otros grupos no contaron, en cambio, con un cabecilla, como los expresionistas o cubistas. Esta conexión se debió, en gran medida, a que los futuristas llevaban sus ideas a otros países. Se sabe que el futurismo italiano se llevó a Francia, pero también se exportan el expresionismo alemán, el imaginismo inglés o el dadaísmo.
     De acuerdo con lo anterior, se podrían definir como rasgos esenciales de la Vanguardia los siguientes:
1.      Ruptura violenta con la retórica artística y el pensamiento heredados y, socialmente, con la burguesía.
2.      Explicitación programática de contenido doctrinal innovador.
3.      Teoría programática susceptible de ser puesta en relación directa con otros sectores de las artes o la cultura.
4.      Consecución, o intento de consecución, artística de los postulados programáticos.
5.      Capacidad de persuasión internacional. 




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