DOÑA PERFECTA
GALDÓS
—¿Y qué le parece al señor don José nuestra querida ciudad de
Orbajosa? —preguntó el canónigo, cerrando fuertemente el ojo izquierdo, según
su costumbre mientras fumaba.
—Todavía no he podido formar
idea de este pueblo —dijo Pepe—. Por lo poco que he visto, me parece que no le
vendrían mal a Orbajosa media docena de grandes capitales dispuestos a
emplearse aquí, un par de cabezas inteligentes que dirigieran la renovación de
este país, y algunos miles de manos activas. Desde la entrada del pueblo hasta
la puerta de esta casa he visto más de cien mendigos. La mayor parte son
hombres sanos y aun robustos. Es un ejército lastimoso cuya vista oprime el
corazón.
—Para eso está la caridad
—afirmó don Inocencio—. Por lo demás, Orbajosa no es un pueblo miserable. Ya
sabe usted que aquí se producen los primeros ajos de toda España. Pasan de
veinte las familias ricas que viven entre nosotros.
—Verdad es —indicó doña
Perfecta— que los últimos años han sido detestables a causa de la seca; pero
aun así las paneras no están vacías, y se han llevado últimamente al mercado
muchos miles de ristras de ajos.
—En tantos años que llevo de
residencia en Orbajosa —dijo el clérigo, frunciendo el ceño— he visto llegar
aquí innumerables personajes de la Corte, traídos unos por la gresca electoral,
otros por visitar algún abandonado terruño o ver las antigüedades de la
catedral, y todos entran hablándonos de arados ingleses, de trilladoras
mecánicas, de saltos de aguas de bancos y qué sé yo cuántas majaderías. El
estribillo es que esto es muy malo y que podía ser mejor. Váyanse con mil
demonios; que aquí estamos muy bien sin que los señores de la Corte nos
visiten, y mucho mejor sin oír ese continuo clamoreo de nuestra pobreza y de
las grandezas y maravillas de otras partes. Más sabe el loco en su casa que el
cuerdo en la ajena, ¿no es verdad, señor don José? Por supuesto, no se crea ni
remotamente que lo digo por usted De ninguna manera. Pues no faltaba más. Ya sé
que tenemos delante a uno de los jóvenes más eminentes de la España moderna, a
un hombre que sería capaz de transformar en riquísimas comarcas nuestras áridas
estepas... Ni me incomoda porque usted me cante la vieja canción de los arados
ingleses y la arboricultura y la selvicultura... Nada de eso; a hombres de
tanto, de tantísimo talento, se les puede dispensar el desprecio que muestran
hacia nuestra humildad. Nada, amigo mío, nada, señor don José, está usted
autorizado para todo, para todo, incluso para decirnos que somos poco menos que
cafres.
Esta filípica, terminada con
marcado tono de ironía, y harto impertinente toda ella, no agradó al joven;
pero se abstuvo de manifestar el más ligero disgusto y siguió la conversación,
procurando en lo posible huir de los puntos en que el susceptible patriotismo
del señor canónigo hallase fácil motivo de discordia.
CARACTERÍSTICAS DEL
REALISMO
En Doña Perfecta ,
1876, Galdós arremete contra la intolerancia y el fanatismo religioso.
En el presente fragmento, Benito Pérez Galdós nos muestra
aspectos de la vida que por mucho tiempo no se creyeron materia novelable. Existe
en el Realismo predilección por la
novela. Se observa la realidad desde una ubicación próxima a los hechos,
todos los personajes son autóctonos de Orbajosa, excepto Pepe. Hace hablar a
sus personajes de carne y hueso. Predomina la naturalidad y sencillez. El texto
rebosa de verosimilitud y objetividad, pues muestra una escena cotidiana que se
puede dar en cualquier pueblo cuando llega un forastero . La realidad por sí
sola es objeto de arte.
Podemos ver dos
personajes antagónicos: Pepe Rey ( a favor de la renovación del pueblo) y Don
Inocencio (que apuesta por la tradición). También aparece Doña Perfecta, tía de
Pepe, la cual a lo largo de la obra encargará el asesinato de su sobrino para
impedir que se case con Rosario , hija de Doña Perfecta.
Podemos apreciar la idealización del pueblo por parte de don
Inocencio ( el clérigo) y la
ridiculización por parte del autor: “Aquí se producen los primeros ajos de
toda España. Pasan de veinte las familias ricas que viven entre nosotros”. Así en la primera intervención el canónigo se
refiere a Orbajosa como “nuestra querida ciudad”, mientras que Pepe responde
con “este pueblo”. Él lo ve como algo
pequeño y sin tanto valor.
Según Pepe el pueblo está manejado con indulgencia “le harían
falta algunos miles de manos activas” e estulticia “un par de cabezas pensantes”.
Menciona que ha visto más de cien mendigos, a pesar de que apenas conoce la localidad, y que son
hombres robustos. Podríamos afirmar que la razón por la que estos señores son
indigentes es que el determinismo social de Orbajosa les influye. Pepe no los desprecia, quiere incorporarlos ,
mientras que don Inocencio dice :” para eso está la caridad”. Así Galdós
muestra la hipocresía de los católicos,
además de en “ por supuesto, no crea ni remotamente que lo digo por usted”.
Este tipo de situaciones son frecuentes en las novelas de tesis, pues interesa
mostrar el anticlericalismo y la burla a la falsa compasión religiosa. Don
Inocencia censura a las clases bajas, sin embargo Pepe es generoso, este tipo
de comportamientos son comunes en las novelas de los escritores progresistas.
Es una literatura para educar. Pretenden
culturizar a la sociedad para dar la oportunidad a todo el mundo de
demostrar su valía. El hombre no era
realmente libre, sino que se encontraba determinado biológica y socialmente ,
puesto que los individuos estaban condicionados por su herencia genética y por
el ambiente social en el que se movían. Esto explica el interés de los
naturalistas como Galdós por mostrar ambientes miserables o personajes tarados,
ya que permitían demostrar mejor la influencia de la biología sobre en medio
social, en este caso , como hemos mencionado anteriormente, hace referencia a
los “mendigos”. En el Realismo se retrata a toda la sociedad y el sufrimiento
de todos. Condena el egocentrismo.
Galdós no recurre a añadir cualquier dimensión idealista,
muestra que el pueblo ha padecido “la seca” .
Es propia de esta época la creencia en el Positivismo de Comte, según el cual la
ciencia ayuda a la humanidad, así como al arte: “trilladoras mecánicas, saltos
de agua”. Por eso Don José pretende modernizar este pueblo. Pero se encuentra
con personas conservadoras, sin más ambición que la supervivencia :”las paneras
no están vacías”. Predomina el españolismo temático y el casticismo regional.
En esta obra cada personaje
habla según su estatus . Además aparecen términos propios de esa zona como “a
causa de la seca” . “terruño”o expresiones populares como :” qué se yo cuantas
majaderías” o maldiciones propias del lenguaje
cotidiano “vayánse con mil demonios”. Esta última expresión carece de la
comprensión humana que se espera de un cura. Don Inocencio es un señor
conservador: “más sabe el loco el loco en su casa que el cuerdo en la ajena”.
Galdós recurre además a las miras en Europa, algo propio de los escritores liberales : “arados ingleses”.
En la última parte del fragmento el autor pretende la implicación del lector,
mediante esa filípica , expresión que proviene de Filipo II de Macedonia.
En resumen, en esta novela realista asistimos a la burla de las tradiciones más costumbristas y a la ridiculización de la moral conservadora.
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