CORRECCIÓN DEL EXAMEN
AÑORADAS CABINAS DE TELÉFONO
En esta era tan trepidante de las nuevas tecnologías, los objetos –nosotros– se van haciendo obsoletos de la misma forma y tiempo real en la que se consume una granizada en una tarde sofocante de estío, observando desde la bahía de Málaga cómo se nos derrite la ilusión por el humano encuentro. Una acometida continua por avanzar hacia un futuro –ya presente– donde el intelecto artificial avanza de manera desorbitada por una red de microcircuitos a través de macrocorporaciones con la intención de desplazar, en el nombre del discernimiento y el progreso, a la inteligencia connatural y emocional. Sin ánimo de ir contra los avances científicos tan convenientes, ni adoptar en este sobrevenir de mi existencia una oportunidad de participación en la comunidad Amish, lo cierto es que estos avances deberían ir, sin ninguna duda avezada, dirigidos al bienestar de todos los que habitan este orbe tan prodigioso como desigual e injusto. Esos individuos que éramos capaces de quedar en un lugar sin conexiones previas; sujetos que concertábamos la reunión sin necesidad de aviso; seres ajenos a la nostalgia por el próximo reencuentro. Cuando todas las fórmulas fallaban, íbamos a una cabina de teléfono y, con las monedas reunidas en cooperación asociativa, realizábamos la llamada para preguntar por la tardanza o ausencia del aliado. Aquellos teléfonos públicos y cómplices donde en sus cabinas como soportales dejamos las mejores intenciones de amor y las más tristes palabras de desengaño. Aquellos teléfonos públicos que se hicieron más privados –confesionarios del devenir– en una etapa existencial cuando todo nos parecía inteligentemente natural. La memoria no siempre fue digital. Ellas, las cabinas, igual que la Inteligencia Artificial (IA), nos aplicaron reconocimiento de voz y fueron un motor de recomendación para nuestras propias conciencias. Larga vida a las añoradas cabinas.Ignacio Hernández, La Opinión de Málaga (19/01/2022)
1. Comente dos mecanismos de cohesión distintos
que refuercen la coherencia.
En este texto encontramos diferentes mecanismos de cohesión que refuerzan su
coherencia textual. Uno de ellos pertenece al campo léxico-semántico, se trata
de un mecanismo de asociación de palabras o ideas, la antonimia. El uso de esta se encuentra en la línea uno y
dos con los adjetivos antónimos “nuevas” y “obsoletas”. Su empleo contrasta la
diferencia temporal entre las tecnologías y los humanos. Otro ejemplo de
antonimia se encuentra en las líneas 16 y 17, con “mejores” y “tristes” ,adjetivos
antónimos referenciales que se usan para recalcar ambos sentimientos
diferentes, el amor y el desengaño. El hecho de utilizar palabras con
significado opuesto da coherencia al texto pues contribuye a que los enunciados
están relacionados entre sí.
Otro mecanismo de tipo léxico-semántico
y de asociación sería el campo conceptual que forman palabras como “tecnologías”
( línea 1) “inteligencia artificial” ( línea 19) “red de circuitos” (línea 5) englobando con un concepto técnico y
manteniendo el referente del texto, la tecnología.
2. Explique la intención comunicativa del autor.
El autor compara los avances tecnológicos nuevos con los de antaño,
recordando y reconociendo el sentimiento de nostalgia hacia los antiguos, como
las cabinas de teléfono. Por otro lado, reconoce que se ha sustituido la
inteligencia natural por la artificial.
3. ¿Cree que las nuevas tecnologías están
influyendo en la forma de comunicarnos actualmente? Elabore un discurso
argumentativo , entre 200 y 250 palabras, en respuesta a esta pregunta
eligiendo el tipo de estructura que considere adecuado.
En mi opinión, las nuevas tecnologías introducidas por el avance constante de esta
ciencia afectan y definen bastante nuestra sociedad de hoy en día, y por ende, a la manera de relacionarnos y comunicarnos
entre personas. Nuestras relaciones interpersonales se están viendo
condicionadas por aplicaciones de mensajería, redes sociales y la maravillosa
herramienta de Google, si bien estas podrían
haber influido de forma positiva o negativa, a mi parecer, dependerá mucho de
quién las tenga en su mano.
Para empezar, dejando de un lado los conflictos humanos desgraciadamente tradicionales
como el acoso y las estafas han facilitado
nuestra manera de comunicarnos. En general, sus ventajas o problemas
mencionados no pueden ser achacados completamente a las tecnologías. Ya
que se tratan de debilidades y dilemas arraigados
a la sociedad, incluso primitiva. Todo dependerá del uso, evidentemente, un mal uso llevará a unas consecuencias
perjudiciales, pero si profundizamos y analizamos, veremos
que el error está en la mayoría de las veces en el
uso o enseñanza y no en la propia tecnología.
Por otro lado, como adolescente de 17 años, no puedo opinar negativamente de esta
influencia de las nuevas tecnologías, ya que forma parte de mi día a día y es que
qué hay mejor que recibir una foto o un vídeo de cualquier amistad cuando se
acuerdan de ti. O poder escribir a una amiga al llegar a casa. A mí ,como joven
de la nueva generación me ha acompañado en mis relaciones. Claro que digo y
afirmo esto habiendo recibido una buena educación y sabiendo los peligros de
esta tecnología, cosa que debería ser fundamental en el crecimiento de
cualquier niño.
4. Señale dos marcas que contribuyan a la
subjetividad.
Hay varios mecanismos o marcas que definen el carácter subjetivo del texto
de Ignacio Hernández, entre ellos el autor utiliza adjetivos valorativos
como “añoradas” cabinas (línea 20) o “manera desorbitada” ( línea 5) para
añadir y reafirmar su opinión calificativa a ideas como el avance antiguo de
las cabinas , la rápida y constante actualización de la inteligencia
artificial. Otra marca de subjetividad sería el constante uso de verbos en primera
persona del plural entre las líneas 13 y 15 como “íbamos”, “realizamos” o “dejamos” que aparte de reforzar su punto de
vista y vivencias, intenta integrar a los lectores que se pueden sentir
identificados.
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