viernes, 10 de mayo de 2019

POEMAS JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

AZUCENA Y SOLjuan-ramon-jimenez



Nada me importa vivir
con tal de que tú suspires,
por tu imposible yo,
tú por mi imposible.

Nada me importa morir
si tú te mantienes libre
por tu imposible yo,
tú por mi imposible.







PATIO

Silencio. Sólo queda
un olor de jazmín.
Lo único igual a entonces,
a tántas veces luego…
¡Sinfin de tanto fin!



Mañana de primavera


¡Mañana de primavera!
Vino ella a besarme, cuando
un alondra mañanera
subió del surco, cantando:
<<¡Mañana de primavera!>>


Le hablé de una mariposa
blanca, que vi en el sendero;
y ella, dándome una rosa, 
me dijo: <<¡Cuánto te quiero!
¡No sabes lo que te quiero!>>.

¡Guardaba en sus labios rojos
tantos besos para mí!
Yo le besaba los ojos...
-¡Mis ojos son para ti;
tú para mis labios rojos!

El cielo de primavera
era azul de pas y olvido...
Una alondra mañanera
cantó en el huerto aún dormido.
Luz y cristal su voz era
en el surco removido...
¡Mañana de primavera!

               

ADOLESCENCIA
En el balcón, un instante
nos quedamos los dos solos.
Desde la dulce mañana
de aquel día, éramos novios.
—El paisaje so
ñoliento
dormía sus vagos tonos,
bajo el cielo gris y rosa
del crepúsculo de otoño.—
Le dije que iba a besarla;
bajó, serena, los ojos
y me ofreció sus mejillas,
como quien pierde un tesoro.
—Caían las hojas muertas,
en el jardín silencioso,
y en el aire erraba aún
un perfume de heliotropos.—


No se atrevía a mirarme;
le dije que éramos novios,
...y las lágrimas rodaron
de sus ojos melancólicos.

PRIMAVERA
¡Qué me importa nada,
teniendo mi cuerpo y mi alma!
¿Pasado? ¡Sí, pasa!
¿Futuro?...
Nada me ha quitado nadie,nada; nada
le he dado yo a nadie, le daré yo a nadie,
si tengo mi cuerpo y mi alma.
¿Perdido? ¡A las alas!
¿Guardado? ¡No hay cajas!
¿Ansiado?...
¡Qué me importa nada,
teniendo mi cuerpo y mi alma!


PRIMAVERA AMARILLA


Abril venía, lleno
todo de flores amarillas:
amarillo el arroyo,
amarillo el vallado, la colina,
el cementerio de los niños,
el huerto aquel, donde el amor vivía.
El sol ungía de amarillo el mundo,
con sus luces caídas;
¡ay, por los lirios áureos,
el agua de oro,tibia;
las amarillas mariposas
sobre las rosas amarillas!
Guirnaldas amarillas escalaban
los árboles; ¡el día
era una gracia perfumada de oro,
en un dorado despertar de vida!
Entre los huesos de los muertos
abría Dios sus manos amarillas.

Poemas Májicos y Dolientes (1909)
Tema











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