miércoles, 3 de enero de 2024

LA POESÍA PURA COMO POESÍA SIN EXPLICACIÓN CRÍTICA Y CREACIÓN EN JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

 LA POESÍA PURA COMO POESÍA SIN EXPLICACIÓN CRÍTICA Y CREACIÓN EN JUAN RAMÓN JIMÉNEZ 

PURE POETRY AS POETRY WITHOUT EXPLANATION CRITIQUE AND CREATION IN JUAN RAMÓN JIMÉNEZ ANTONIO GUTIÉRREZ-POZO 

Fecha de recepción: 17/02/23 Fecha de aceptación: 15/05/23

 Resumen: El ideal de la poesía pura de Juan Ramón Jiménez es que la palabra deje de ser un medio, se vuelva trasparente y sea la cosa misma. Pero decir esa palabra es imposible: la palabra no es la cosa. La poesía que intenta decir esa palabra indecible será una poesía sin explicación, que se resiste a ser interpretada. Juan Ramón mantiene una disputa contra la crítica interpretativa porque no respeta la palabra poética. Pero la crítica reflexiva forma parte del acto creativo poético. Juan Ramón piensa mediante la poesía. 


 INTRODUCCIÓN: POESÍA PURA. Bien sabemos que la pasión vital y el ideal espiritual de Juan Ramón Jiménez ha sido la poesía desnuda o, lo que es lo mismo, la poesía pura1 , término acuñado por Víctor Hugo y cuya primera formulación debemos a Baudelaire2: “¡Oh pasión de mi vida, poesía / desnuda, mía para siempre”3.

La poesía pura…  Esta voluntad de tratamiento filosófico —unida a los límites formales que implica la naturaleza de un artículo— es la razón de que evite en este trabajo el enorme debate que se produce en la época en torno a la noción de poesía pura, especialmente los que encabezan Henri Brémond y Paul Valéry a mediados de la década de los años veinte, debates que Juan Ramón conocía. Evidentemente, el concepto de poesía pura no es patrimonio exclusivo de Juan Ramón, como ha mostrado Blasco4. No obstante, aunque Juan Ramón comenzó a usarlo alrededor de 1916, él mismo advierte en 1920 que “la primera ansia de poesía pura” que experimentó fue provocada hacia 1896 por unas nubes rosas que estaban sobre el cielo de Moguer: “Yo solo quería hablar de ellas, sin relacionarlas con nada”. 5 Esta poesía pura que con tanta pasión persigue Juan Ramón no es para él una forma de hacer poesía frente a otras: “Poesía pura es poesía auténtica”6. Una poesía que no sea poesía pura no es poética, no es verdaderamente poesía. Por tanto, “poesía pura no es poesía casta, sino poesía esencial”7. La poesía pura es la esencia de la poesía. Pero ¿en qué consiste? Recordemos que Juan Ramón confesó que sintió su primer afán de poesía pura con quince años cuando, a propósito de unas nubes rosas que se disipaban en el cielo de Moguer, “miraba y miraba las nubes y luego quería que el papel fuese el cielo y mi poesía las nubecillas”8. En este deseo juvenil se encuentra ya la esencia de su poesía pura. En 1916 poetizó su idea de poesía pura: “Que mi palabra sea / la cosa misma”. 9 Si se consigue el objetivo de la poesía pura, si la palabra es la cosa, entonces se tendrá “el nombre exacto de las cosas”. 10 Con Amigo, podemos afirmar que “la palabra expresa el ser, porque es el mismo ser”. 11 Antón Pacheco sugiere que el lenguaje poético que es a fin de cuentas la poesía pura sería “el lenguaje de los orígenes, lengua adámica”, y “nos proporcionaría, por tanto, un contacto vital con lo nombrado”. 12 El ser humano originario, cuando comenzó a hablar y nombrar, poetizó estableciendo un vínculo directo palabra/cosa. En el inicio del lenguaje la palabra es la cosa. Este concepto del lenguaje originario como poesía pura tiene una consecuencia decisiva para la comprensión de la poesía, defendida por el romanticismo y que, a su través, llegó a Juan Ramón: “Para los románticos la poesía era lo que nos había quedado y lo que nos era concedido recuperar de aquella lengua originaria”. 13 El nombrar poético reproduciría aquel nombrar originario. De esta tesis se deduce que la poesía no puede presuponer entonces el lenguaje como algo ya dado que ella luego potencia. No puede hacerlo porque la poesía, en tanto repetición de aquel acto originario de nombrar las cosas, sería ya de hecho el lenguaje originario. De ahí que “la palabra del poeta, ‘su palabra’ es la palabra esencial, la cosa misma”. 14 La poesía no debe entenderse como una superpotencia del lenguaje, sino más bien como la esencia del lenguaje, como aquello que logra lo que el lenguaje esencialmente pretende: darnos la cosa.  

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