jueves, 20 de febrero de 2020

POESÍA DE LOS AÑOS CUARENTA


POESÍA DE LOS AÑOS CUARENTA


TEXTO 1: RAFAEL MORALES
“El toro”
Es la noble cabeza negra pena,
que en dos furias se encuentra rematada,
donde suena un rumor de sangre airada
y hay un oscuro llanto que no suena.

En su piel poderosa se serena
su tormentosa fuerza enamorada
que en los amantes huesos va encerrada
para tronar volando por la arena.

Encerrada en la sorda calavera,
la tempestad se agita enfebrecida
hecha pasión que al músculo no altera:

es un ala tenaz y enardecida
es un ansia cercada, prisionera,
por las astas buscando la salida.

Poemas del toro (1943)

   Primer premio Adonais con Poemas del toro (1943), un conjunto de diecinueve poemas neobarrocos, muy alejados de la serenidad de los poetas arraigados y de la dicción plácida y las rutinas temáticas de estos. Fue una obra saludada por Aleixandre. En sus versos, resonaban Quevedo y gran parte de la lírica barroca, no tanto por su clasicismo verbal -que también- como por su vehemente expresión de las emociones.









TEXTO 2. : VICENTE GAOS
“En destierro”

Así, arrojado misteriosamente
en esta vida, el hombre está angustiado,
quiere saber qué mano le ha arrojado,
sí, pide luz para su pobre frente.
¿En dónde está esa luz que el hombre siente
remota, en dónde? Oh Dios, yo te he mirado:
Sombras tan sólo. Estaba desterrado.
Oh mundo oscuro, negro Dios poniente.
Te he mirado: A lo lejos, vi hondos fuegos,
vi que mi entraña estaba a muerte herida
y tuve sed de Ti, mal del infierno.
Y contemplé tus crueles astros ciegos.
Mas sólo cuando, al fin, miré la vida
logré asomarme a tu rencor eterno

Vicente Gaos, Arcángel de mi noche (1943)


   Vicente Gaos (1919-1980), con Arcángel de mi noche (1943), presenta unos apasionados, aunque poco originales, sonetos que oscilan entre el anhelo de una armonía cósmica y el desaliento ante las circunstancias adversas; sin embargo, el tratamiento de la angustia, de raíz unamuniana, y un Dios que no se relaciona con el hombre más que a través de la muerte, como si esta fuera su cierta y real residencia, recuerdan el desgarro de Hijos de la ira. En el poema “En destierro” aparece la angustia, pero también un Dios que se desvanece











TEXTO 3: DÁMASO ALONSO
  Todos los días rezo esta oración
al levantarme:

     Oh Dios
no me atormentes más.
Dime qué significan
estos espantos que me rodean.
Cercado estoy de monstruos
que mudamente me preguntan,
igual, igual que yo les interrogo a ellos.
Que tal vez te preguntan,
lo mismo que yo en vano perturbo
el silencio de tu invariable noche
con mi desgarradora interrogación.
Bajo la penumbra de las estrellas
y bajo la terrible tiniebla de la luz solar,
me acechan ojos enemigos,
formas grotescas me vigilan
colores hirientes lazos me están tendiendo:
¡son monstruos,
estoy cercado de monstruos!

     No me devoran.
Devoran mi reposo anhelado,
me hacen ser una angustia que se desarrolla a sí misma,
me hacen hombre,
monstruo entre monstruos

Hijos de la ira (1944)

Dámaso Alonso, ese año de 1944, ya había publicado Oscura noticia, donde, junto a poemas de los años veinte, aparecen textos más sombríos, como el planto a García Lorca o la elegía final “A un poeta muerto”. En este lamento nocturno y fúnebre, en sus imágenes irracionalistas y violentas (“El prostíbulo brota en carcajadas / y arde en alcohol el árbol de la muerte”), se anuncia el desgarro de Hijos de la ira. Se anuncia un tratamiento angustiado del tema religioso en el que se subraya la soledad humana y la necesidad de llenarla con cualquier manifestación de Dios.
      En Hijos de la ira, ya en el primer versículo del libro, se describe Madrid como sinécdoque de todo el país: “Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres (según las últimas estadísticas)”.
     Desde el primer poema, “Insomnio”, Hijos de la ira presenta un lenguaje coloquial y arrebatado, una imaginería expresionista y un tono imprecatorio; por el contrario, rechazaba la métrica clásica y la poesía conformista y artificiosa en los alrededores de la revista Garcilaso.
    El tema de es la búsqueda infructuosa de sentido a una existencia soportada en un mundo caótico y monstruoso. Los motivos macabros, la alusión constante a la muerte, la putrefacción, el dolor y la angustia, el absurdo componen un asfixiante espacio conceptual. El poema que mejor expresa esta búsqueda de sentido en el caos es “Mujer con alcuza”, de lectura simbólica; una anciana que se arrastra con los pies con una alcuza en la mano descubre, tras viajar en tren tres noches y tres días, que viaja sola, sin pasajeros, sin revisor y sin maquinista.
     En todo el libro, Alonso pone de manifiesto su personal crisis de angustia, pero también el estado comatoso de la sociedad española.
      Técnicamente, será determinante este libro, pues el monólogo dramático, la autorrepresentación del poeta, la índole anecdótica de los poemas, el uso de la elocución conversacional y un léxico brusco a veces son factores que asimilan poetas posteriores.



















TEXTO 4: LEOPOLDO PANERO
“Casi roto de Ti”

Como rotos de Ti tengo mis huesos.
Tengo mi corazón como en baldío
de Ti; y estoy de Ti como sombrío
en la luz de mis bosques más espesos.
Mis altas horas arden, y mis besos
arden, queman de Ti: queman de frío,
de ausencia, como caen desde el vacío
las estrellas, la noche tras los tesos.
¡Oh tesos que se alhajan con mi pena!
Como rota de Ti, mi pesadumbre
Siento en el corazón y entre las manos.
Como rota, Señor, mi sangre suena
en soledad de Ti, de Ti en costumbre:
llenos de Ti mis huesos, pero humanos.

Escrito a cada instante (1949)

También en 1949 Leopoldo Panero y Luis Felipe Vivanco consolidaron la deriva intimista y apesadumbrada de una poesía de la victoria. Vivanco (1907-1975), desde 1949, con Continuación de la vida, se orienta hacia un realismo de lo cotidiano, que dio su mejor tono en Los ojos de Toledo (1953). Evolucionó hacia una incondicional reprobación de la Dictadura.
     En su amigo Leopoldo Panero (1909-1962) se dio una evolución política inversa, pues en los años de la República simpatizó con los comunistas, lo que le valió ser encarcelado al llegar a España en 1936. Puesto en libertad un mes después, ingresó en el ejército franquista, entró en Falange de la mano de Luis Rosales y se convirtió en fervoroso católico, en un poeta de patria, familia y Dios. Ya en 1944 había publicado La estancia vacía, con alguna evocación doliente del hogar familiar y de los seres amados desaparecidos. Su primer libro estimable es Escrito a cada instante (1949), de temática tópica: paisaje, afectos familiares (a su esposa e hijos, entre ellos los dos futuros poetas Juan Luis y Leopoldo María), Dios o Jesucristo.
     Estas obras se van publicando con respaldo gubernamental, en concreto del Instituto de Cultura Hispánica, en el que trabajaban Rosales y Panero.



TEXTO 5: JOSÉ HIERRO
Alegría interior
En mí la siento aunque se esconde. Moja
mis oscuros caminos interiores.
Quién sabe cuántos mágicos rumores
sobre el sombrío corazón deshoja.
A veces alza en mí su luna roja
o me reclina sobre extrañas flores.
Dicen que ha muerto, que de sus verdores
el árbol de mi vida se despoja.
Sé que no ha muerto, porque vivo. Tomo,
en el oculto reino en que se esconde,
la espiga de su mano verdadera.
Dirán que he muerto, y yo no muero.¿Cómo
podría ser así, decidme, dónde
podría ella reinar si yo muriera?
Alegría (1947)

      José Hierro (1922-2002) fue hijo de un republicano encarcelado en 1937 y él mismo fue recluido cuando solo tenía diecisiete años, aunque fue excarcelado en 1944.
      Publicó sus primeros poemas en revistas como Garcilaso, Corcel o Proel. Se entregó a la creación literaria y a procurarse medios de subsistencia, en la Editora Nacional, el CSIC, o, más adelante, Radio Exterior y Radio Nacional.
     En su obra, el peso del pasado no desaparece, como se percibe en Tierra sin nosotros (1947). Era un libro que hablaba del pasado irrecuperable y de la infancia clausurada.    
     Fue premio Adonais con Alegría (1947). El dolor se presenta como condición necesaria y unamuniana para el conocimiento del alma y la conquista de la alegría a la que el alma está destinada. El poema final “Fe de vida” resume el contenido de Alegría. En él se consigna la absoluta certeza de un mundo cuyo destino es la muerte, pero, a la vez, la igual certidumbre de que estar vivo es lo que importa. Alegría de la existencia, por tanto, pese a las adversidades.
      Su voluntad por la alegría se prolonga en Con las piedras, con el viento (1950)
      La crítica sobre la poesía de Hierro se ha planteado desde una doble perspectiva; de un lado, la poesía como “reportaje”, que seguirá una línea objetiva; de otro, la poesía como “alucinación”, que seguirá una línea subjetiva. Aunque el producto óptimo, de acuerdo con esto, será Libro de las alucinaciones (1964), ya encontramos este desdoblamiento en Tierra sin nosotros, en donde aparece la imagen poderosa de la muerte que, sin embargo, no impulsa el pensamiento poético de Hierro a una aniquilación del entusiasmo o de un pesimismo de orden existencial, sino que potencia los deseos de vivir.


TEXTO 6: LUIS ROSALES
“Ciego por voluntad y destino”

Porque todo es igual y tú lo sabes,
has llegado a tu casa y has cerrado la puerta
con aquel mismo gesto con que se tira un día,
con que se quita la hoja atrasada al calendario
cuando todo es igual y tú lo sabes.
Has llegado a tu casa,
y, al entrar,
has sentido la extrañeza de tus pasos
que estaban ya sonando en el pasillo antes de que llegaras,
y encendiste la luz, para volver a comprobar
que todas las cosas están exactamente colocadas, como estarán dentro de un año,
y después,
te has bañado, respetuosa y tristemente, lo mismo que un suicida,
y has mirado tus libros como miran los árboles sus hojas,
y te has sentido solo,
humanamente solo,
definitivamente solo porque todo es igual y tú lo sabes


La casa encendida (1949), primera estrofa

    A finales de los cuarenta, los tintes religiosos hallaron su mejor expresión tras la confesión tensa y angustiada. Luis Rosales publicó La casa encendida (1949), con un registro mínimo antirretórico capaz de asumir la imaginería irracionalista, alejado del clasicismo métrico y en verso libre. Es un canto melancólico del hogar familiar, pero que abriga a los presentes y a los ausentes (a vivos y muertos). Poco aportará, sin embargo, su poemario Rimas (1951), pues aparecen las zozobras existenciales o nostalgias por épocas pasadas.








TEXTO 7: JOSÉ LUIS HIDALDO
“Los amigos muertos”

He adelantado mi esperanza,
como una mano, largamente;
os he tocado en este mundo
que ahora os tiene para siempre.

Pero estáis muertos y no puedo
elevarme hasta vuestra muerte,
porque soy tierra, soy materia,
y vosotros luces celestes.

Aunque me hunda, aunque me arranque
y hasta la sangre me golpee,
no he de encontraros ya, viejos amigos,
os habéis ido para siempre.

Solo, en la noche, yo os recuerdo
y hasta el recuerdo se desvanece.
Ya nada sois: vaga amargura
que se deshace tristemente.

Y me avergüenzo de este cuerpo
que entre los vivos me sostiene.
Muertos estáis y con mi vida
no he de encontraros en la muerte. 

Los muertos (1947)

José Luis Hidalgo (1919-1947), aunque publicó en Espadaña, es fundador (junto con Jorge Campos y Juan Blasco) de otra revista, Corcel, de 1942.  En Raíz (1944), recoge poemas de regodeo tremendista en imágenes nauseabundas no oculta el anhelo de purificación y renacimiento, de vuelta a empezar. La obsesión con la muerte obtendrá su mejor articulación en Los muertos (1947), ordenado por su amigo, el también poeta José Hierro, durante la hospitalización del primero debido a una tuberculosis que le costó la vida.


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