domingo, 24 de septiembre de 2023

Comentario de texto de cohesión de un fragmento de La Regenta.

 

COMENTARIO COHESIÓN

LA REGENTA

LEOPOLDO ALAS CLARÍN

Todo Vetusta se aburría aquella tarde, o tal se imaginaba Ana por lo menos; parecía que el mundo se iba a acabar aquel día, no por agua ni fuego sino por hastío, por la gran culpa de la estupidez humana, cuando Mesía apareciendo a caballo en la plaza, vistoso, alegre, venía a interrumpir tanta tristeza fría y cenicienta con una nota de color vivo, de gracia y fuerza. Era una especie de resurrección del ánimo, de la imaginación y del sentimiento la aparición de aquella arrogante figura de caballo y caballero en una pieza, inquietos, ruidosos, llenando la plaza de repente. Era un rayo de sol en una cerrazón de la niebla, era la viva reivindicación de sus derechos, una protesta alegre y estrepitosa contra la apatía convencional, contra el silencio de muerte de las calles y contra el ruido necio de los campanarios...

Ello era, que sin saber por qué, Ana, nerviosa, vio aparecer a don Álvaro como un náufrago puede ver el buque salvador que viene a sacarle de un peñón aislado en el océano. Ideas y sentimientos que ella tenía aprisionados como peligrosos enemigos rompieron las ligaduras; y fue un motín general del alma, que hubiera asustado al Magistral de haberlo visto, lo que la Regenta sintió con deleite dentro de sí.

Don Álvaro no recordaba siquiera que la Iglesia celebraba aquel día la fiesta de Todos los Santos; había salido a paseo porque le gustaba el campo de Vetusta en Otoño y porque sentía opresiones, ansiedades que se le quitaban a caballo, corriendo mucho, bañándose en el aire que le iba cortando el aliento en la carrera...

«¡Perfectamente! Mesía con aquella despreocupación, pensando en su placer, en la naturaleza, en el aire libre, era la realidad racional, la vida que se complace en sí misma; los otros, los que tocaban las campanas y conmemoraban maquinalmente a los muertos que tenían olvidados, eran las bestias de reata, la eterna Vetusta que había aplastado su existencia entera (la de Anita) con el peso de preocupaciones absurdas; la Vetusta que la había hecho infeliz... ¡Oh, pero estaba aún a tiempo! Se sublevaba, se sublevaba; que lo supieran sus tías difuntas; que lo supiera su marido; que lo supiera la hipócrita aristocracia del pueblo, los Vegallana, los Corujedos... toda la clase... se sublevaba...». Así era el cuarto de hora de Anita, y no como se lo figuraba don Álvaro, que mientras hablaba sin propasarse, estaba pensando en dónde podría dejar un momento el caballo. No había modo; sin violencia, que podía echarlo todo a perder, no se podía buscar pretexto para subir a casa de la Regenta en aquel momento.

COMENTARIO DE TEXTO DE COHESIÓN

Desde el enfoque de la Lingüística del Texto y el Análisis del Discurso se parte de la caracterización del texto como unidad mayor. Si para la comprensión del texto se necesita la coherencia, que atenderá al contenido semántico más el pragmático, se hace necesario un término que englobe todas las marcas léxicas y gramaticales que puedan sobrepasar el ámbito de la oración, para lo que se ha venido hablando de cohesión. Estas marcas reconocibles en los textos serán tanto de conectividad ( los llamados conectores o marcadores), como de correferencia ( casos de anáfora o repetición de palabras), o de progresión temática (por ejemplo términos del mismo campo semántico no correferenciales).

En cuanto a la intención del autor la obra va dirigida a un lector burgués afín a sus ideas. Pretende convencer al lector de que Ana no estaba pecando en este momento. La intencionalidad es mostrar al lector que hay un camino que se puede seguir entre don Álvaro y Ana.

Se produce la aceptabilidad del lector , este acepta el hecho el texto como coherente, ya que conoce la soledad de Ana.

Se produce la informatividad, ya que es la primera vez que están a solas. La coherencia global se cumple, describe la llegada del caballero, todo va en torno al mismo tema , así como la  coherencia episódica ya que se marca un contraste entre los momentos lúgubres antes de la llegada de don Álvaro y los momentos en los que se muestra animada tras su llegada.

El texto es coherente porque todos los enunciados tratan sobre un mismo tema. Está cohesionado porque todos los elementos están relacionados entre sí, hay marcas léxicas y gramaticales .

 

Procedimientos léxico-semánticos:

Para el mismo referente:

El autor utiliza la reiteración léxica (Repetición de una palabra) en términos como “caballo” (línea 4, 7 y 34) ; “sentimiento”, “aire”, “vida”, “sublevaba” y “supiera”. El término “sublevaba” se repite dos veces seguidas y luego una vez más para indicar el pensamiento recurrente de Ana. A su vez ,el último término “supiera” se repite en tres ocasiones, pues Ana quiere enfrentarse al qué dirán , en primer lugar quiere que lo sepan sus tías, las cuales la criticaban porque su madre no era una mujer ejemplar y a ella por quedarse a dormir en una barca con un niño en su infancia. Según sus tías, Ana no era decente por haberse dado este incidente. A ella no le importaba que lo supiera su marido, con el cual se casó por sobrevivir y el que la engañaba con la criada y ,por último, tampoco le importaba la “hipócrita aristocracia”. Así pues , Ana se revela ante los difuntos ( sus tías) precisamente el día de los Santos, luego ante  su marido y ,por tanto, la institución sagrada del matrimonio y finalmente ante la clase social más alta del pueblo.

El escritor utiliza distintos términos para referirse al mismo referente , la protagonista: Ana, Anita, ella, la Regenta. La sociedad tal vez pretenda infantilizar a la protagonista llamándola con el diminutivo. Esta visión paternalista la aleja de tomar decisiones propias . Por otra parte, se le llama Regenta por ser la mujer del Regente, algo propio de esta época llamar con el femenino del cargo público a la esposa . Su esposo había sido regente en la audiencia, es decir, el jefe de los tribunales de Oviedo.

Para referirse al futuro amante de la protagonista se utilizan diferentes términos: Don Álvaro, Mesía, un rayo de sol, un buque salvador, aquella arrogante figura. Todos se refieren al mismo personaje, Álvaro Mesía. Él era la reivindicación de sus derechos, por culpa de la estupidez humana Ana vivía aburrida pero él la resucitaba.

Por otro lado, su nombre don Álvaro, recuerda al galán romántico de Don Álvaro o la fuerza del sino. Aunque el personaje se parece más al protagonista de Don Juan Tenorio . Zorrilla pretendió burlarse de este tipo de conquistadores, aunque la sociedad no viese esa burla y asimismo Clarín también lo trata como un personaje caduco y ridículo. Curiosamente, en otra parte de la obra, Ana y Mesía asisten a la representación de esta obra. Ella le recita unos versos de la obra y cree que él “la entendía” finge que los escucha entusiasmado, mientras cree que es una obra que “solo servía para hacer parodia” y ahí Clarín llama a Mesía “el tenorio vetustense” se hizo “el sentimental, disimulado” para conquistarla. Por lo que, si ella saberlo, Mesía era un ser hipócrita, vicio que ella detestaba, como vemos en el texto.

Hallamos el campo asociativo de la colectividad humana: Todo Vetusta, el mundo, la eterna Vetusta. El pueblo actúa como un personaje opresor . El nombre elegido está inspirado en el adjetivo latino VETUS, VETULUS, que significa viejo. En nuestro texto se le llama pueblo, mientras que al principio de la obra se le dice “la ciudad dormía la siesta”. Es una recreación de Oviedo, ciudad de la madre del autor.

Aparte encontramos el campo asociativo del tiempo: día, tarde, momento, cuarto de hora, de repente. Para Ana, el tiempo pasaba lentamente. Él interrumpía la tristeza. Es curioso que utilice en término “interrumpir” como si lo esperable fuese esa desidia.

Por otro lado, surge el campo asociativo de la climatología: Otoño, aire, sol, niebla. El autor utiliza el término “Otoño” en mayúscula . Es la época en la que árboles caducifolios permanecen “desnudos” y se asocia al ocaso de la vida. Tras él aparece el invierno que podría representar la muerte. En Vetusta no hay novedades, ella vive como si siempre fuese otoño.

Aparece el campo asociativo de la sociedad conservadora: Los otros, las bestias de reata, la hipócrita aristocracia. Hay una crítica a la sociedad conservadora, la cual como los animales cuadrúpedos reatados es sumisa. No debemos olvidar que estamos ante una novela de tesis y Clarín pretende hacer una crítica a la sociedad estancada y clerical. Así se permite el sarcasmo cuando Mesía no recordaba “siquiera “ que era el día de los difuntos y la detracción en “ruido necio de los campanarios”. Elegir el día de los difuntos era un provocación ya que autores como Clarín y Galdós eran anticlericales pero no ateos.

-El texto indica negatividad mediante el campo asociativo de la muerte: silencio de muerte, difuntas, los Santos, los muertos. El hecho de que esta situación se dé el día de los difuntos es una provocación. Los escritores liberales eran anticlericales aunque no ateos.”

Podemos ver el campo asociativo del interior de Ana: “Ideas”, “sentimientos”, “el alma”, “dentro de sí”, “preocupaciones absurdas”. El interior de los personajes es muy importante, desean liberarse y mostrarlo. Ana tenía los sentimientos “aprisionados”. Por ello, el autor utiliza numerosos verbos de pensamiento: Supiera, pensando, imaginaba, recordaba.

Ella sentía que no podía mostrarse cómo era, para ello , Clarín utiliza el campo asociativo de la opresión : aprisionados, opresiones, ansiedades, ligaduras, nerviosa. En el interior de Ana podía sentir el nerviosismo por la posible infidelidad hacia su marido, aunque en este texto está lejos de producirse ya que es la primera vez que están a solas, sin embargo, a su vez, cree que esas son “preocupaciones absurdas”  y se siente infeliz “por culpa de la  estupidez humana” .

 A veces a Ana le daban unos sofocos que no tenían explicación en esa época, ella lo calificaba de “nervios”.  Ella desea liberarse , por ello, en su mente aparecen términos del campo asociativo de la protesta: Reivindicación, protesta, buque, aprisionados, motín, sublevaba.

Estaba aburrida, para expresar esto el texto presenta sinónimos como “hastío” o “apatía”. Pues para ella, cada día era igual al anterior, su  vida repetía lo dicho en el libro bíblico El Eclesiastés : no hay nada nuevo bajo el sol.  Frente a esta monotonía, Mesía, “era un rayo de sol” , mediante esta metáfora pura conocemos la satisfacción de la protagonista ante su presencia. Clarín utiliza la comparación para describirla “Era un náufrago”. Él la rescata, la resucita quizá por eso se llama Mesía. El Mesías era capaz de resucitar a los muertos, por ejemplo a Lázaro.

Dado que el texto gira en torno a la necesidad de juntarse los amantes el escritor utiliza los sinónimos “placer” y “deleite”.  Esta necesidad es propia del determinismo biológico, rasgo del naturalismo francés de Zola, y, por ende, en el español. Según esta idea el comportamiento humano está determinado por los genes. El determinismo aparece tanto en Ana como en Mesía y el Magistral. A ella le aporta novedad y deseo a Mesía, placer y al Magistral sentirse hombre.

 

Mesía, a pesar de ser un señor de cierta edad, representa el jolgorio, por ello figura el campo asociativo del campo asociativo del bullicio :Estrepitosa, ruidosos, inquietos y de la alegría: Alegre, gracia, color vivo.

 

Para distinto referente:

Vetusta era una ciudad “cenicienta” pero cuando aparecía don Álvaro para Ana se convertía en “color vivo” .  Con estos antónimos contextuales, al igual que  “sol” y “niebla” vemos cómo él la rescataba de la abulia.

En el texto se oponen Magistral y Mesía.  Son antagonistas y antónimos en nuestro texto. El Magistral era su confesor, ella cree que se escandalizaría si viese “su alma”. Ni siquiera Mesía conocía su interior, así aparece: “Así era el cuarto de hora de Anita, y no como se lo figuraba don Álvaro”. Ambos, sus pretendientes, la creen incapaz de tener pensamientos impuros.

Clarín nos ofrece dos antónimos: “racional” y “estupidez”. Para Mesía , lo racional era el disfrute mientras que la vida tradicional suponía la estupidez. Él llevaba una vida “pensando en su placer”, sentía “despreocupación” frente a las “preocupaciones” de ella. Mediante estos antónimos comprobamos que él tenía libertad y tranquilidad mientras ella vivía preocupada.

 

Ana se quiere sublevar ante la “aristocracia hipócrita”. Por ello, en el fragmento figura el hiperónimo: “Aristocracia”; y los hipónimos: “Vegallana”, “Corujedos”. Ana no soporta la hipocresía de la aristocracia, sin embargo, Mesía participa de esa actitud pues siendo él el jefe del partido liberal, lo era también , secretamente, del partido conservador, ya que el marqués de Vegallana lo había elegido como su favorito. Así que, debido al turnismo de los partidos, Mesía ganaba siempre. Trataba a ambos bandos bien porque eran “panes prestados”. De nuevo, se comprueba el cinismo de Mesía. Por su parte ,la marquesa de Vegallana no coincidía con su marido , creía que era “un grandísimo majadero” ,se confesaba liberal y consideraba hipócrita a “todos los que no traslucieran sus aficiones eróticas, las tuvieran o no”. Por lo que resulta curioso que Anita llamase hipócritas a los mismos que la llamaban a ella así.

 

Procedimientos gramaticales:

El texto nos presenta la entrada de don Álvaro a caballo y más tarde se sustituye por el pronombre anafórico “Ello”.

Más tarde, en la línea catorce aparece el pronombre anafórico “ella” para referirse a Ana.

Encontramos la deixis temporal: “En aquel momento”. Don Álvaro se planteaba cuál era el momento ideal para su “ataque” . Ya en el palco del teatro, mientras Anita estaba sentada a su lado, se planteó acercarse, pues según él ese día ella estaba “a punto de caramelo” pero no se atrevió. Al igual que en esta escena, en la cual el autor advierte que hablaba “sin proparsarse”.

El autor utiliza la elipsis del sujeto en la línea 8, “era un rayo de sol”. Repetición del verbo “era” en cuatro ocasiones y de la preposición “contra”.

En lugar del sujeto se anteposiciona el atributo “motín general del alma” en la oración para hacer hincapié en la revolución sentida por ella .

Pronombre enclítico : lo. “Podía echarlo todo a perder”. Don Álvaro actúa como un depredador silencioso que acecha a su víctima.

“Así”: Proadverbio anafórico. Este adverbio se refiere a los deseos más íntimos de Ana, los cuales guardaba en profundo secreto.

Se produce la elipsis de sujeto y verbo en el adverbio “Perfectamente” el enunciado es ese. Nos dice que la conciencia de don Álvaro estaba tranquila y se sentía libre.

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