miércoles, 28 de junio de 2023

EL MODERNISMO

 

MODERNISMO EN ESPAÑA

1ª. Sesión: La poesía realista frente a la poesía parnasiana del Modernismo.

POESÍA REALISTA

POESÍA MODERNISTA

- El discurso literario  debe tener una función vehicular y comunicativa al servicio de los fines supuestamente trascendentes exigibles a todo arte: el compromiso moral, ideológico, patriótico o político con el ser humano, considerado individual y socialmente.

- El Modernismo, en cambio, asumió la autonomía del lenguaje y del discurso en función estética y reflexiva. Ello suponía negar el concepto de arte como comunicación. Recogía el Modernismo la llamada «teoría del arte por el arte» del Parnasianismo.

- Moral conservadora que subordina el erotismo a la monogamia familiar.

 

- El Modernismo se situó conscientemente al margen de la moral convencional, negando el ideal doméstico y conyugal. El erotismo modernista fue explícitamente innovador, y por ello -teniendo en cuenta la sensibilidad de la sociedad de la época-, altamente escandaloso en todas sus manifestaciones.

- Exigencia de realismo, de atención a los problemas y vicios sociales y morales contemporáneos, de trascendencia constructiva.

- El Modernismo negó que el escritor deba limitarse a lo contemporáneo. Al contrario, fue antirrealista por dos razones: por considerar que la función mimética del arte era una antigualla arrumbada por la Historia; y por su desagrado a propósito del mundo contemporáneo y los valores burgueses.

- La exigencia de españolismo temático, de entronque con la tradición literaria española, de casticismo nacional y regional.

- Desde estas consideraciones ha de ser entendido el llamado «exotismo modernista», tan frecuente y equivocadamente denostado como una evasión decorativa de la realidad: la Antigüedad grecolatina; la mitología germánica; el orientalismo erudito (hindú, bíblico, bizantino, chino, japonés),

- La exigencia de tradicionalismo en la versificación.

- El Modernismo negó la limitación tradicional en la técnica del verso, convirtiéndola en un terreno de innovación y experimentación,

- El poeta debe limitar su espiritualidad a la esperable en el hombre medio contemporáneo

 

-  Exaltaron su singularidad y su aristocracia emocional, intelectual y cultural, asumieron con orgullo y desprecio la soledad y la incomunicación que de ellas se derivaban.

- La condena del egocentrismo alejado de la mentalidad estándar, que es la de la comunicación entre escritor y sociedad.

- Exploraron las fronteras de un psiquismo egocéntrico que no retrocedía ante el reconocimiento y la expresión de lo indecible, lo irracional y lo extravagante.

- Los estados de ánimo son fácilmente reconocibles y sobre ellos se van dando muchos datos para que el lector los capte.

- Los estados de ánimos son indefinidos e inconcretos, no pueden ser propiamente formulados, sino sólo intuidos o sugeridos. Influencia del Simbolismo.

 

 

 

REALISMO

MODERNISMO

El ama (1901), Gabriel y Galán

Fragmento.

 

 

Yo aprendí en el hogar en qué se funda
la dicha más perfecta,
y para hacerla mía
quise yo ser como mi padre era
y busqué una mujer como mi madre
entre las hijas de mi hidalga tierra.
Y fui como mi padre, y fue mi esposa
viviente imagen de la madre muerta.
¡Un milagro de Dios, que ver me hizo
otra mujer como la santa aquella!
Compartían mis únicos amores
la amante compañera,
la patria idolatrada,
la casa solariega,
con la heredada historia,
con la heredada hacienda.
¡Qué buena era la esposa
y qué feraz mi tierra!
¡Qué alegre era mi casa
y qué sana mi hacienda,
y con qué solidez estaba unida
la tradición de la honradez a ellas!
Una sencilla labradora, humilde,
hija de oscura castellana aldea;
una mujer trabajadora, honrada,
cristiana, amable, cariñosa y seria,
trocó mi casa en adorable idilio
que no pudo soñar ningún poeta.

 

ENSUEÑO DE OPIO, Villaespesa                                       

 

Es otra señorita de Maupín. Es viciosa

y frágil como aquella imagen del placer,

que en la elegancia rítmica de su sonora prosa

nos dibujó la pluma de Teófilo Gautier.

 

Sus rojos labios sáficos, sensitivos y ambiguos,

a la par piden besos de hombres y de mujer,

sintiendo la  nostalgia de los faunos antiguos,

cuyos labios sabían alargar el placer.

 

Ama los goces sádicos. Se inyecta de morfina:;

pincha a su gata blanca. El éter la fascina.

y el opio le produce un ensueño oriental …

 

De súbito, su cuerpo de amor vibra y se inflama

al ver, entre los juncos, temblar como una llama

la lengua roja y móvil de algún tigre real.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

2ª. Sesión: El Modernismo parnasiano frente al simbolista

 

Modernismo canónico o parnasiano

     Con la publicación de Azul (1888), de Rubén Darío, comienza esta etapa, con dos ingredientes principales, uno estético, la influencia del Parnasianismo (procedente de Francia, de autores como Gautier, Verlaine o Baudelaire), y otro sociopolítico, rechazo a los valores burgueses imperantes.

A.         Del Parnasianismo proceden:

-           Su única meta es la búsqueda de la belleza. Su lema es “el arte por el arte”.

-           La autonomía del lenguaje en función estética

-           La preferencia por el lujo estético los lleva a cultivar el lujo material (joyas, palacios, champagne, etc.)

-           La mención a lo desconocido por el lector.

-           El cisne (por la belleza y el color blanco) y el pavo real (por la belleza y la diversidad de colores) representan bien esta tendencia.

-           El culto por la perfección formal, a las líneas puras y escultóricas

-           El arte como independiente de la verdad y de la moral

-           El arte como lujo intelectual reservado a pocos

-           Aparecen elementos de culturas antiguas (evasión en el tiempo) y lejanas (evasión en el espacio), por lo que se pueden encontrar bacantes, faunos, califas, jardines versallescos, palacios, etc.

-           Aparecen temas exóticos

-           La mitología clásica (no respetan, por tanto, los valores católicos imperantes) .

-           Gusto por lo medieval

-           El rechazo por el sentimentalismo

-           La preferencia por una poesía sensorial (cultivo de los sentidos)

 

B.         Del rechazo de los valores burgueses imperantes procede:

-           La divinización de lo pagano,

-           El noctambulismo, alcoholismo, drogadicción y erotismo, asociados a esta variante modernista poco respetuosa con el orden social, que en muchos casos lleva a la bohemia.

-           Rompen con la moral convencional con ideas sobre lo indecible, irracional y exótico.

    Este es un modernismo, al menos en principio, más combativo socialmente que literario (se ha hablado de un grupo de antimodernistas), pues de esta época únicamente podemos destacar una obra del nicaragüense Rubén Darío, Prosas profanas (1896).  Las primeras españolas son La copa del rey de Thule (1899), de Villaespesa, y Ninfeas (1900), de su seguidor por entonces, Juan Ramón Jiménez. Estos, a la influencia parnasiana, suman la influencia del Decadentismo perverso. Son nuevos mundos poéticos, temas y estilos que espantarán a la “gente vieja” (los de la generación realista), con ideas perversas que combinan sexo y muerte (esta poesía fue rechazada pronto, incluso, por el propio Juan Ramón Jiménez). 

 

    Del Decadentismo perverso proceden:

-           El erotismo

-           El refinamiento y elegancia, los “paraísos artificiales”

-           El gesto aristocrático

Modernismo interior o simbolista

     En 1903, con dos precedentes en los poemarios Rimas (1902), de Juan Ramón Jiménez, y Alma (1902), de Manuel Machado, se consolida la variante modernista española. Es una variante que va abandonando la superficialidad del Parnasianismo. La influencia vendrá ahora del Simbolismo francés, con representantes como Baudelaire, Mallarmé, Rimbaud o Verlaine):

A.         El Simbolismo francés. De él toman:

-           La referencia a la interioridad, al alma del poeta, que habla en primera persona de su “yo”.

-           El símbolo Ejemplos son: el ocaso (decadencia, la muerte), el camino (vivir) o el sauce (tristeza).

-           La sinestesia. Expresa lo percibido por uno de los sentidos corporales mediante un término que, denotativamente, designa una impresión que se percibe por otro. Ej: color fresco

-           La inconcreción, pues los poetas muestran estados de ánimo que no están claramente definidos, sino intuidos o sugeridos. Ejs: “dulzura de luz” o “risa de oro”.

-           Es arte de la sugerencia, con un lenguaje más libre, por lo que se le da mucha importancia a la música, que no se ata a ningún significado concreto, el más capacitado para expresar los matices del alma contemporánea.

 

 

B.         El Decadentismo francés (el intimista). De él toman:

-           El pesimismo, la melancolía

-           La referencia a la muerte

   Las dos obras que dan inicio a la etapa, ambas de 1903, son Arias tristes, de Juan Ramón Jiménez, y Soledades, de Antonio Machado para consolidar esta vertiente. A esta misma vertiente se sumará el propio Rubén Darío, quien en 1905 publicará un poemario que va en esta línea pesimista e intimista, Cantos de vida y esperanza.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

TEXTO Rubén Darío (Prosas profanas -1896-)

La princesa está triste…¿qué tendrá la princesa?

Los suspiros se escapan por su boca de fresa

que ha perdido la risa, que ha perdido el color.

La princesa está pálida en su silla de oro,

está mudo el teclado de su clave sonoro

y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.;

El jardín puebla el triunfo de los pavos reales

Parlanchina la dueña dice cosas banales,

y vestido de rojo pirueta el bufón

La princesa no ríe, la princesa no siente;

la princesa persigue por el cielo de Oriente

la libélula vaga de una vaga ilusión

¿Piensa acaso en el príncipe de Golconda o de China

o en el que ha detenido su carroza argentina

para ver de sus ojos la dulzura de luz,

 

     Desde el inicio del texto podemos apreciar que el personaje del que se habla es de clase elevada, una princesa, a la que se le asocian otros términos que hacen referencia a la exquisitez, como la metáfora “boca de fresa” (v.2) “silla de oro” (v. 4). Hay, asimismo, exquisitez, en todo lo que tiene que ver con la ambientación y la imaginación, pues se habla de “pavos reales” (v.7), “príncipe de Golconda o de China” (v. 13).

   Estamos, por tanto, ante una estética parnasiana, como lo demuestra también la preocupación por la ornamentación, con recursos como las metáforas (“boca de fresa” –v.2-) o la personificación (“está mudo el teclado”). Rasgo parnasiano es también la referencia a lo exótico, que aparece cuando dice “cielo de Oriente” (v.11) o “príncipe de Golconda o China” (v.13).

      Un rasgo de modernidad lo supone la fragmentación sintáctica y el lenguaje sugerente, con los que se rompen las relaciones causa-efecto que, aunque será decisiva para las vanguardias, ya se inicia con el Modernismo. En el texto podemos comprobar estos dos mismos recursos en el verso 6, “y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor”, que incluye una imagen y rompe la lógica oracional.

       En cuanto a la métrica y versificación, hay que señalar el gusto por la experimentación con los versos, pues buscando nuevos ritmos se han abandonado las estrofas clásicas y ha creado el poeta una combinación de versos propia, combinación de versos alejandrinos de rima consonante, verso eso sí, que recupera de la tradición española.

     Por otro lado, hay que comentar la presencia de los sentidos en el texto, pues están representados el de la vista “boca de fresa” –v.2- o “color” –v.3-, el del oído “está mudo el teclado” –v.5-, el del olfato con la referencia a la flor –v. 6- y el del gusto “boca de fresa”.

      Asimismo, aparecen elementos simbólicos relacionados con la belleza, como el del pavo real –v.7- o la flor –v.6- (no son, pues, como los símbolos del Simbolismo propiamente dicho, que tienen un contenido más trascendente).

     Estamos, por tanto, ante un poema modernista, en concreto del primer modernismo o modernismo parnasiano, que en España introduce Rubén Darío, autor del poema que hemos tratado aquí.

 

TEXTO de Antonio Machado

Era una mañana y abril sonreía.

Frente al horizonte dorado moría

la luna, muy blanca y opaca; tras ella,

cual tenue ligera quimera, corría

la nube que apenas enturbia una estrella.

………………………………………….

Como sonreía la mañana

al sol del Oriente abrí mi ventana;

y en mi triste alcoba penetró el Oriente

en canto de alondras, en risa de fuente

y en suave perfume de flora temprana.

Fue una clara tarde de melancolía.

Abril sonreía. Yo abrí las ventanas

de mi casa al viento…. El viento traía

perfume de rosas, doblar de campanas…

Doblar de campanas lejanas, llorosas,

suave de rosas aromado aliento…

…¿Dónde están los huertos floridos de rosas?

¿Qué dicen las dulces campanas al viento?

………………………………………..

Pregunté a la tarde de abril que moría:

¿Al fin la alegría se acerca a mi casa?

La tarde de abril sonrió: La alegría

pasó por tu puerta –y luego, sombría:

Pasó por tu  puerta. Dos veces no pasa

 

     Aunque en el poema se nos habla de la primavera y hay atisbos de felicidad y alegría, pues aparecen expresiones como “abril sonreía” –v.1-, “sonreía la mañana” –v.6- o “suave perfume de flora temprana” –v.10-, pronto descubrimos un vocabulario representativo de la negatividad, de la melancolía, con expresiones como “triste alcoba” o “melancolía”, propias del movimiento romántico y decadentista.  Con negatividad termina el poema (“Pasó por tu puerta. Dos veces no pasa”)

     Por otro lado, podemos apreciar que en todo el poema están representados de manera explícita los sentidos; así, aparece el de la vista (“muy blanca” –v.2-), el del olfato (“suave perfume de flora temprana” –v9- o “perfume de rosas” –v.13-), el del oído (“canto de alondras” –v.8- o “doblar de campanas” –v.9-). En el caso de los otros dos sentidos, aparecen representados por medio de dos sinestesias.  Y así, se dice “Doblar de campanas lejanas, llorosas / suave de rosas aromado aliento” –vs. 14 y 15-, representando con el adjetivo suave el sentido del tacto, y se hace una referencia al sentido del gusto con la expresión “dulces campanas” –v,17-. Esta representación de los cinco sentidos y del uso de la sinestesia, junto con la presencia de elementos simbólicos de la naturaleza, como “luna” –V 3-, “fuente” o “alondra”  -v.9- y la referencia al Oriente –v. 7- nos llevan a pensar en un poeta modernista, en concreto del modernismo intimista, iniciado en España  1903.

     Por último, las referencias a la tarde como elemento simbólico de decaimiento –v.18- y el tema de las ilusiones inalcanzadas –quimera- nos hacen pensar en Antonio Machado, en su línea intimista de Soledades, galerías. Otros poemas (1907).

 

 

3ª. Sesión: La poesía de Juan Ramón Jiménez

Vino, primero, pura,

vestida de inocencia.

Y la amé como un niño.

 

Luego se fue vistiendo

de no sé qué ropajes.

Y la fui odiando, sin saberlo.

 

Llegó a ser una reina,

fastuosa de tesoros…

¡Qué iracundia de yel y sin sentido!

 

…Mas se fue desnudando.

Y yo le sonreía.

 

Se quedó con la túnica

de su inocencia antigua.

Creí de nuevo en ella.

 

Y se quitó la túnica,

y apareció desnuda toda…

¡Oh pasión de mi vida, poesía

desnuda, mía para siempre!

 

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ: LA POESÍA DE INFLUENCIA DE BÉCQUER ANTERIOR A LA INVASIÓN DE LO SÍMBOLOS

 

TEXTO 1 Juan Ramón Jiménez

En el fondo de la estancia

un instante nos miramos;

la sombra nos envolvía

y nadie quiso mirarnos.

 

Yo sentí que me embriagaba

el perfume de los nardos

que le prendí aquella tarde

sobre su vestido blanco.

 

Como entonces nos queríamos,

nuestros sueños se cruzaron:

yo me encontré sus mejillas

y ella se encontró mis labios.

 

La sombra nos envolvía

y nadie quiso mirarnos;

y sin turbar el silencio,

dulcemente nos besamos

 

     La estrofa empleada, un romance, junto con la repetición de dos versos a modo de estribillo (“la sombra nos envolvía / y nadie quiso mirarnos”) vincula al poema con la tradición y, más exactamente, a la corriente popularista.  El tema amoroso del poema y el intenso lirismo nos hacen pensar en Bécquer y sus Rimas.

     Significativa es, asimismo, la presencia de los sentidos en el texto, pues aparece el del olfato (“el perfume de los nardos” –v.6-), el de la vista (“vestido blanco” –v. 8-), el del tacto (“yo me encontré sus mejillas / y ella se encontró mis labios” –vs.11 y 12-), el del oído (“sin turbar el silencio” –v 15- y el del gusto (“dulcemente nos besamos”) –v.16-), lo que nos conduce al Modernismo. 

     Todo lo dicho, más la observación de la conquista de la interioridad, con expresiones como “la sombra nos envolvía y nadie quiso mirarnos”, nos lleva a pensar en Juan Ramón Jiménez, en concreto en el de inicios de siglo, en la época de influencia modernista, justo antes de la invasión de los símbolos en su poesía, es decir, el de obras como Rimas (1902) o Primeras poesías (1902).

 

TEXTO 2 Juan Ramón Jiménez

En el balcón, un momento

nos quedamos los dos solos;

desde la dulce mañana

de aquel día, éramos novios.

 

El paisaje soñoliento

dormía sus vagos tonos

bajo el cielo gris y rosa

del crepúsculo de otoño.

 

Le dije que iba a besarla;

la pobre bajó los ojos

y me ofreció sus mejillas

como quien pierde un tesoro.

 

Las hojas muertas caían

en el jardín silencioso,

y en el aire fresco erraba

un perfume de heliotropos.

 

No se atrevía a mirarme;

le dije que éramos novios,

y las lágrimas rodaron

des sus ojos melancólicos.

 

 

JUAN RAMÓN  JIMÉNEZ: ETAPA SENSITIVA. OBRAS PRIMERAS DE INFLUENCIA SIMBOLISTA

 

TEXTO 3 Juan Ramón Jiménez

Yo me moriré, y la noche

triste, serena y callada,

dormirá el mundo a los rayos

de su luna solitaria.

 

Mi cuerpo estará amarillo,

y por la abierta ventana

entrará una brisa fresca

preguntando por mi alma.

 

No sé si habrá quien solloce

cerca de mi negra caja,

o quien me dé un largo beso

entre caricias y lágrimas.

 

Pero habrá estrellas y flores                                              

         y suspiros y fragancias,

y amor en las avenidas

a la sombra de las ramas.

 

Y sonará ese piano

como en esta noche plácida

y no tendrá quien lo escuche

sollozando en la ventana.

 

   Desde el inicio del poema podemos apreciar el tono melancólico, pues aparece el tema de la muerte propia, además de tres adjetivos como “triste”, “serena” y “callada”. Estos tres adjetivos están referidos al nombre “noche”, que nos sugiere también el tema de la interioridad, pues la noche es el momento propicio para ello. Estamos, por tanto, en un momento de influencia decadentista e intimista, que en España triunfará a partir de 1903, con Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado como figuras estelares.

     Es este momento citado, a partir de 1903, el de eclosión de los símbolos, de los que aquí encontramos representación en términos de la naturaleza como “brisa” –v. 7-, “flores” –v.13-

     También propia del Modernismo, presente asimismo en el poema tratado, es la ornamentación por medio de adjetivos (“triste, serena y callada” –v. 2-) y sustantivos relacionados con el amor y la naturaleza (beso, caricias, estrellas, flores, amor), ajenos al poeta. A esto hay que añadir, propio del Modernismo, la presencia de los sentidos, de los que encontramos el del oído, representada por lo musical (“sonará ese piano”), el de la vista, representada por el color (“cuerpo amarillo” y “negra caja”), el del olfato (“fragancias”) y el del tacto (“caricias”).

     Asimismo, aparecen motivos de influencia romántica, filtrados algunos de ellos por el Decadentismo y otros a través directamente de la poesía de Bécquer. Y así, tenemos “noche triste, serena y callada”, “luna solitaria”, “solloce”, “negra caja” o el motivo de la soledad confirmada en la última estrofa.

     De influencia decadentista y romántica es, asimismo, el tono quejumbroso y doliente. De Bécquer procede también el cultivo del romance, molde que escoge también aquí Juan Ramón.   

     El cultivo del romance, la presencia de la brisa como elemento simbólico, la de elementos positivos, aunque ajenos al poeta, en medio de una atmósfera quejumbrosa, junto con el motivo de la ventana abierta, nos llevan a pensar que el autor es Juan Ramón Jiménez, en concreto el del primer momento de la etapa sensitiva, el de Arias tristes (1903), en la que, a elementos de influencia becqueriana, añade los más propiamente modernistas, como el uso de símbolos, la ornamentación extrema o la presencia de los sentidos.

 

TEXTO 4 Juan Ramón Jiménez

Se está muriendo el otoño,

-sueño y frío, llanto y niebla-;

mi rosal siente floridas

nostalgias de primavera.

 

¿Cuándo habrá aroma en el aire?

…De una ventana entreabierta

viene el aria de un piano

llorando antiguas tristezas.

 

El jardín de mi adorada

está lleno de hojas secas;

los árboles no se mueven,

nadie pasa por las sendas.

 

Es un silencio de parques

olvidados; huele a tierra

de cementerio, y se oye

la lluvia en la fronda muerta.

 

TEXTO 5 Juan Ramón Jiménez

Pájaro errante y lírico, en esta floreciente

soledad de domingo, vagas por mis jardines,

del árbol a la yerba, de la yerba a la fuente

llena de hojas de oro y caídos jazmines …

 

¿qué es lo que tu voz débil dice al sol de la tarde

que sueña dulcemente en la cristalería?

¿eres, como yo, triste, solitario y cobarde,

hermano del silencio y la melancolía?

 

¿Tienes una ilusión que cantar al olvido?

¿una nostaljia eterna que mandar al ocaso?

¿un corazón sin nadie, tembloroso, vestido

de hojas secas, de oro, de jazmín y de raso?

 

       El poema está bajo la influencia modernista, pues aparecen la negatividad, con la referencia a la soledad, melancolía y haciendo uso de un tono elegiaco, todos propios decadentistas (“¿eres, como yo, triste, solitario y cobarde, / hermano del silencio y la melancolía?) y elementos simbólicos, como “jardines” –v. 2- o “fuente” –v.3-, relacionados con una etapa intimista modernista.

       Hay, asimismo, un rasgo que nos hace pensar en una etapa modernista final, como lo es el uso de un verso largo, en concreto el alejandrino en una estrofa como el serventesio. Por tanto, el abandono del romance de la etapa inicial modernista es ya un hecho.

       Hay unos rasgos que nos hacen pensar en Juan Ramón Jiménez, como lo son elementos simbólicos personales, como “pájaro” –v.1-, que representa en él a la inspiración, “hojas secas” –v.12-, y otros términos simbólicos relacionados con la naturaleza (como árbol –v.3- o jazmines –vs. 4 y 12- ), y el uso de la “j” en lugar de la “g” (aparece nostaljia –v.10-).

       Finalmente, hay un uso morfológico que nos lleva a confirmar esta etapa final modernista de Juan Ramón Jiménez, la de La soledad sonora, de 1911, como lo es la presencia de los nombres abstractos, lo que lo lleva a anunciar el conceptismo de su etapa posterior, la de la poesía pura o intelectual. Es ya esta, pues, una poesía más personal.  

 

TEXTO 6 Juan Ramón Jiménez

Un pájaro de otoño solloza bajo el tilo,

Las rosas de la tarde escuchan tu piano,

Las nubes blancas yerran por el azul tranquilo

Y huelen a flor las sortijas de tu mano…

 

Sobre mi mano cae mi frente pensativa,

Que palidece y arde de ensueño mientras lloro…

¡Cielo, pájaro y sol!¡No quiero, mientras viva,

más que esta tarde azul, de armonía y de oro!

 

¡Ah, quién pudiera prolongar eternamente

este instante de música, de fragancia y de canto!

… El pájaro y el tilo tienen oro poniente….;

Las rosas y nosotros tenemos sombra y llanto…

 

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ: ETAPA DE TRANSICIÓN ENTRE LA POESÍA MODERNISTA Y LA DE LA POESÍA PURA

TEXTO 7 Juan Ramón Jiménez

Sólo mi frente y el cielo.

¡Los únicos universos!

¡Mi frente, sólo, y el cielo!

- Entre ellos, la brisa pura,

caricia fiel, mano única

para tantas plenitudes…

La brisa, que baja y sube…-

Arriba, todo lo vivo,

todo el sueño en mi sentido,

poblando a aquél de las alas

que a su armonía él le baja.

Nada más.

- ¿Acaso, eres

tú la brisa que va y viene

del cielo, amor, a mi frente?

 

     La temática y la concepción de la poesía del poema apunta ya a una etapa intelectual, es decir, a la poesía que se va apartando de la modernista. Y así nos viene a decir el poeta que sólo existen inteligencia (“mi frente” –vs.1 y 3-) y poesía (“cielo”-vs.1 y 3-), y que esta aparece sólo cuando llega la inspiración, “la brisa”, elemento simbólico.

     Aunque se puede relacionar su concepción de la poesía (lo máximo, su dios y, a la vez como su amada, su amor) con la de Bécquer (esta influencia ya aparecía en la poesía modernista de Juan Ramón), aquí se aparta de Bécquer, porque todo lo subordina a la inteligencia (incluidos los sueños –el sentido lleva la armonía al sueño-).

     Es, por consiguiente, una poesía apartada de la modernista parnasiana y de la decadentista. Resabio de la etapa modernista intimista y del tono becqueriano es el que se invoque al amor –último verso-, que contrasta con las referencias intelectuales al “sentido” –v.9- y la “frente” –v.1-

      Todo lo indicado, junto con la búsqueda de la pureza (aparece la palabra pura –v.4-), que supondrá únicamente ir al concepto y a la esencia (“Sólo mi frente y el cielo” –v.1- o “Nada más” –v.12-), nos anuncian un periodo en el que se interesará el poeta por lo intelectivo y conceptual.    

     Todo lo expuesto nos lleva a pensar que se trata de un poema de Juan Ramón Jiménez de un momento de transición entre la etapa sensitiva (de influencia modernista) y la intelectual (la de la poesía pura), esto es, su poesía de los años 1911 a 1916, de obras como Estío, a la que pertenece el poema.

     Confirman lo dicho el que Juan Ramón ha abandonado el cultivo del romance, y para su poesía se puede hablar de verso libre, pues aunque predominan los versos de ocho sílabas, también aparecen versos más cortos sin rima.

 

TEXTO 8 Juan Ramón Jiménez

Aquí se desnudaba y se vestía

ella, cantando, estos días alegres

en que ha vivido con nosotros.

 

Ahora, por los rincones encalados,

¡qué solo el sol, qué solo,

verdeamarilla de las hojas nuevas

del castaño del patio su luz de oro!

 

Solitario diálogo

del cuarto mudo y de la tarde clara

hablando de ella,

que yo, sin ella, pensativo oigo.

 

TEXTO 9 Juan Ramón Jiménez

¡No estás en ti, belleza innúmera,

que con tu fin me tientas, infinita,

a un sinfín de deleites!

 

¡Estás en mí, que te penetro

hasta el fondo, anhelando, cada instante,

traspasar los nadires más ocultos!

 

¡Estás en mí, que tengo

en mi pecho la aurora

y en mi espalda el poniente

-quemándome, transparentándome

en una sola llama-; estás en mí, que te entro

en tu cuerpo mi alma

insaciable y eterna!

 

     La presencia al principio del poema de nombres abstractos, como “belleza” –v.1-, “deleites” –v.3- o “instante” –v.5-, nos separa de la poesía realista o modernista y nos aproxima a una poesía conceptual. Asimismo, algunos de los adjetivos empleados, como “innúmera” –v.1-, “infinita” –v.2- o “eterna” –v.13-, nos llevan a una poesía intelectual, una poesía pura, que busca lo absoluto después de un proceso de depuración pero que es también una poesía densa. Es este proceso de depuración lo que hace que los poemas sean, en general, breves.

     Los rasgos citados, junto con el hecho de que se presente el poeta como un dios, como un creador, como lo prueban las repetidas referencias a la primera persona y partes concretas del cuerpo del poeta (“Estás en mí –vs. 4 y 7-, “mi pecho” –V.8-, “mi espalda” –v.9, “mi alma” –v.12-, “-quemándome, transparentándome” –v.10-), la referencia a la eternidad –v.13-, al momento presente (“cada instante” –v.5-)  o la paradoja de que sea la belleza, nombre abstracto, la que aporte el cuerpo –v.12- y el poeta el alma, es decir, que se purifica al máximo, nos hace pensar en Juan Ramón Jiménez y en su poesía intelectual, pura o desnuda, posterior al Diario de un poeta recién casado (1917).

4ª. Sesión: La poesía de Antonio Machado

 

ANTONIO MACHADO

 

TEXTO 1 Antonio Machado

(Soledades -1903 1907-)

Era una mañana y abril sonreía.

Frente al horizonte dorado moría

la luna, muy blanca y opaca; tras ella,

cual tenue ligera quimera, corría

la nube que apenas enturbia una estrella.

………………………………………….

Como sonreía la mañana

al sol del Oriente abrí mi ventana;

y en mi triste alcoba penetró el Oriente

en canto de alondras, en risa de fuente

y en suave perfume de flora temprana.

Fue una clara tarde de melancolía.

Abril sonreía. Yo abrí las ventanas

de mi casa al viento…. El viento traía

perfume de rosas, doblar de campanas…

Doblar de campanas lejanas, llorosas,

suave de rosas aromado aliento…

…¿Dónde están los huertos floridos de rosas?

¿Qué dicen las dulces campanas al viento?

………………………………………..

Pregunté a la tarde de abril que moría:

¿Al fin la alegría se acerca a mi casa?

La tarde de abril sonrió: La alegría

pasó por tu puerta –y luego, sombría:

Pasó por tu  puerta. Dos veces no pasa

 

     Aunque en el poema se nos habla de la primavera y hay atisbos de felicidad y alegría, pues aparecen expresiones como “abril sonreía” –v.1-, “sonreía la mañana” –v.6- o “suave perfume de flora temprana” –v.10-, pronto descubrimos un vocabulario representativo de la negatividad, de la melancolía, con expresiones como “triste alcoba” o “melancolía”, propias del movimiento romántico y decadentista.  Con negatividad termina el poema (“Pasó por tu puerta. Dos veces no pasa”)

     Por otro lado, podemos apreciar que en todo el poema están representados de manera explícita los sentidos; así, aparece el de la vista (“muy blanca” –v.2-), el del olfato (“suave perfume de flora temprana” –v9- o “perfume de rosas” –v.13-), el del oído (“canto de alondras” –v.8- o “doblar de campanas” –v.9-). En el caso de los otros dos sentidos, aparecen representados por medio de dos sinestesias.  Y así, se dice “Doblar de campanas lejanas, llorosas / suave de rosas aromado aliento” –vs. 14 y 15-, representando con el adjetivo suave el sentido del tacto, y se hace una referencia al sentido del gusto con la expresión “dulces campanas” –v,17-. Esta representación de los cinco sentidos y del uso de la sinestesia, junto con la presencia de elementos simbólicos de la naturaleza, como “luna” –V 3-, “fuente” o “alondra”  -v.9- y la referencia al Oriente –v. 7- nos llevan a pensar en un poeta modernista, en concreto del modernismo intimista, iniciado en España  1903.

     Por último, las referencias a la tarde como elemento simbólico de decaimiento –v.18- y el tema de las ilusiones inalcanzadas –quimera- nos hacen pensar en Antonio Machado, en su línea intimista de Soledades, galerías. Otros poemas (1907).

 

TEXTO 2 Antonio Machado

 (Soledades)

Sonaba el reloj la una,

Dentro de mi cuarto. Era

Triste la noche. La luna,

reluciente calavera,

ya del cenit declinando,

Iba del ciprés del huerto

fríamente iluminando

el alto ramaje yerto.

Por la entreabierta ventana

llegaban a mis oídos

metálicos alaridos

de una música lejana.

Una música tristona,

una mazurca olvidada,

entre inocente y burlona,

mal teñida y mal soplada.

Y yo sentí el estupor

del alma cuando bosteza

el corazón, la cabeza,

y … morirse es lo mejor.

 

TEXTO 3 Antonio Machado

Campos de Castilla (1912-1917)

 

CAMPOS DE SORIA

Es la tierra de Soria árida y fría.

Por las colinas y las sierras calvas,

verdes pradillos, cerros cenicientos,

la primavera pasa

dejando entre las hierbas olorosas

sus diminutas margaritas blancas.

La tierra no revive, el campo sueña.

Al empezar abril está nevada

la espalda del Moncayo;

el caminante lleva en su bufanda

envueltos cuello y boca, y los pastores

pasan cubiertos con sus luengas capas.

 

     Desde el inicio del texto podemos comprobar la intención del poeta de describir de manera objetiva, pues utiliza el verbo “ser”, su referente son elementos de la naturaleza y los adjetivos que se les aplica son objetivos (“árida y fría” –v.1-, “sierras calvas” –v.2- o “verdes pradillos-“). Además, estos elementos de la naturaleza non son simbólicos, sino que responden a una realidad vista por el poeta. Por esto, podemos decir que es un poema apartado ya del modernismo.

     Las referencias biográficas y a Soria (aparecen citada la ciudad de Soria –v.1- y el Moncayo –v.9-), el símbolo del camino/caminante y la referencia al sueño como ensoñación –v.7- nos llevan a pensar en Antonio Machado, en concreto en su etapa soriana, la de Campos de Castilla.

 

TEXTO 4 Antonio Machado

Campos de Castilla

Allá en las tierras altas,

por donde traza el Duero

su curva de ballesta

en torno a Soria, entre plomizos cerros,

y manchas de roídos encinares,

mi corazón está vagando, en sueños …

¿No ves, Leonor, los álamos del río

con sus ramajes yertos?

Mira el Moncayo azul y blanco; dame

tu mano y paseemos.

Por estos campos de la tierra mía,

bordados de olivares polvorientos,

voy caminando solo,

triste, cansado, pensativo y viejo.

 

 

TEXTO 5 Antonio Machado

(Nuevas canciones -1924-)

El pensamiento barroco

pinta virutas de fuego,

hincha y complica el decoro.

 

     El poema, que utiliza una estrofa popular, como lo es la soleá, supone una crítica al conceptismo barroco, por un lado, pues se habla de “pensamiento barroco”, es decir, se hace referencia a lo intelectivo, de lo que se dice que es difícil (“complica el decoro” –v.3-), pero es también una crítica a la parte formal barroca, ya que no se declara partidario de su ornamentación (“hincha el decoro” –v.3-).

     Tras lo dicho, queda claro que nos encontramos ante una poesía sencilla, no recargada.

     Lo visto hasta ahora nos lleva a pensar en una poesía que no abraza ninguna de las tendencias posteriores a la modernista, ni la poesía pura, ni la poesía vanguardista. Se trata de una poesía reflexiva y que tuvo influencia de lo popular, como lo prueba el molde estrófico empleado. En el poema hace uso su autor de una imagen visionaria, propia de la poesía posterior a la modernista, aunque no hace uso el poeta del fragmentarismo propio de las vanguardias.

     Todo lo expuesto nos lleva a pensar en Antonio Machado y, más exactamente, en su obra Nuevas canciones, de 1924, obra de contenido filosófico y de poemas breves en la que se deja percibir el influjo de un poeta realista, Campoamor y, más concretamente, de sus humoradas.

 

 

TEXTO 6 Antonio Machado

(Nuevas canciones -1924-)

Concepto mondo y lirondo

suele ser cáscara hueca;

puede ser caldera al rojo

 

 

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