MODERNISMO EN
ESPAÑA
1ª. Sesión: La poesía realista frente
a la poesía parnasiana del Modernismo.
POESÍA REALISTA |
POESÍA MODERNISTA |
- El discurso literario debe tener
una función vehicular y comunicativa al servicio de los fines
supuestamente trascendentes exigibles a todo arte: el compromiso moral,
ideológico, patriótico o político con el ser humano,
considerado individual y socialmente. |
- El Modernismo, en cambio, asumió la autonomía del lenguaje y del
discurso en función estética y reflexiva. Ello suponía negar el
concepto de arte como comunicación. Recogía el Modernismo la llamada «teoría
del arte por el arte» del Parnasianismo.
|
- Moral conservadora que subordina el erotismo a la monogamia
familiar. |
- El Modernismo se situó conscientemente al margen de la moral
convencional, negando el ideal doméstico y conyugal. El erotismo
modernista fue explícitamente innovador, y por ello -teniendo en cuenta la
sensibilidad de la sociedad de la época-, altamente escandaloso en todas sus
manifestaciones. |
- Exigencia de realismo, de atención a los problemas y vicios
sociales y morales contemporáneos, de trascendencia constructiva. |
- El Modernismo negó que el escritor deba limitarse a lo contemporáneo.
Al contrario, fue antirrealista por dos razones: por considerar que la
función mimética del arte era una antigualla arrumbada por |
- La exigencia de españolismo temático, de entronque con la
tradición literaria española, de casticismo nacional y regional. |
- Desde estas consideraciones ha de ser entendido el llamado «exotismo
modernista», tan frecuente y equivocadamente denostado como una evasión
decorativa de la realidad: |
- La exigencia de tradicionalismo en la versificación. |
- El Modernismo negó la limitación tradicional en la técnica del
verso, convirtiéndola en un terreno de innovación y experimentación, |
- El poeta debe limitar su espiritualidad a la esperable en el hombre
medio contemporáneo |
- Exaltaron su singularidad y su
aristocracia emocional, intelectual y cultural, asumieron con orgullo y
desprecio la soledad y la incomunicación que de ellas se derivaban. |
- La condena del egocentrismo alejado de la mentalidad estándar,
que es la de la comunicación entre escritor y sociedad. |
- Exploraron las fronteras de un psiquismo egocéntrico que
no retrocedía ante el reconocimiento y la expresión de lo indecible, lo irracional
y lo extravagante. |
- Los estados de ánimo son fácilmente reconocibles y sobre ellos
se van dando muchos datos para que el lector los capte. |
- Los estados de ánimos son indefinidos e inconcretos, no pueden ser
propiamente formulados, sino sólo intuidos o sugeridos. Influencia del Simbolismo. |
REALISMO |
MODERNISMO |
El ama (1901), Gabriel y
Galán Fragmento. Yo
aprendí en el hogar en qué se funda |
ENSUEÑO DE OPIO, Villaespesa Es
otra señorita de Maupín. Es viciosa y
frágil como aquella imagen del placer, que en
la elegancia rítmica de su sonora prosa nos
dibujó la pluma de Teófilo Gautier. Sus
rojos labios sáficos, sensitivos y ambiguos, a la
par piden besos de hombres y de mujer, sintiendo
la nostalgia de los faunos antiguos, cuyos
labios sabían alargar el placer. Ama
los goces sádicos. Se inyecta de morfina:; pincha
a su gata blanca. El éter la fascina. y el
opio le produce un ensueño oriental … De
súbito, su cuerpo de amor vibra y se inflama al
ver, entre los juncos, temblar como una llama la
lengua roja y móvil de algún tigre real. |
2ª. Sesión: El Modernismo parnasiano
frente al simbolista
Modernismo canónico o parnasiano
Con la
publicación de Azul (1888), de Rubén
Darío, comienza esta etapa, con dos ingredientes principales, uno estético, la
influencia del Parnasianismo (procedente de Francia, de autores como Gautier,
Verlaine o Baudelaire), y otro sociopolítico, rechazo a los valores burgueses imperantes.
A. Del Parnasianismo
proceden:
- Su única meta es la
búsqueda de la belleza. Su lema es “el arte por el arte”.
- La autonomía del
lenguaje en función estética
- La preferencia por el lujo estético los lleva a cultivar el
lujo material (joyas, palacios, champagne, etc.)
- La mención a lo
desconocido por el lector.
- El cisne (por la
belleza y el color blanco) y el pavo real (por la belleza y la diversidad de
colores) representan bien esta tendencia.
- El culto por la
perfección formal, a las líneas puras y escultóricas
- El arte como
independiente de la verdad y de la moral
- El arte como lujo
intelectual reservado a pocos
- Aparecen
elementos de culturas antiguas (evasión en el tiempo) y lejanas (evasión en el
espacio), por lo que se pueden encontrar bacantes, faunos, califas, jardines
versallescos, palacios, etc.
- Aparecen
temas exóticos
- La
mitología clásica (no respetan, por tanto, los valores católicos imperantes) .
- Gusto
por lo medieval
- El
rechazo por el sentimentalismo
- La
preferencia por una poesía sensorial (cultivo de los sentidos)
B. Del
rechazo de los valores burgueses imperantes procede:
- La
divinización de lo pagano,
- El
noctambulismo, alcoholismo, drogadicción y erotismo, asociados a esta variante
modernista poco respetuosa con el orden social, que en muchos casos lleva a la
bohemia.
- Rompen
con la moral convencional con ideas sobre lo indecible, irracional y exótico.
Este es
un modernismo, al menos en principio, más combativo socialmente que literario
(se ha hablado de un grupo de antimodernistas), pues de esta época únicamente
podemos destacar una obra del nicaragüense Rubén Darío, Prosas profanas
(1896). Las primeras españolas son La
copa del rey de Thule (1899), de Villaespesa, y Ninfeas (1900), de su seguidor
por entonces, Juan Ramón Jiménez. Estos, a la influencia parnasiana, suman la
influencia del Decadentismo perverso. Son nuevos mundos poéticos, temas y
estilos que espantarán a la “gente vieja” (los de la generación realista), con
ideas perversas que combinan sexo y muerte (esta poesía fue rechazada pronto,
incluso, por el propio Juan Ramón Jiménez).
Del Decadentismo perverso proceden:
- El
erotismo
- El
refinamiento y elegancia, los “paraísos artificiales”
- El
gesto aristocrático
Modernismo interior o simbolista
En 1903, con dos precedentes en los
poemarios Rimas (1902), de Juan Ramón Jiménez, y Alma (1902), de Manuel
Machado, se consolida la variante modernista española. Es una variante que va
abandonando la superficialidad del Parnasianismo. La influencia vendrá ahora
del Simbolismo francés, con representantes como Baudelaire, Mallarmé, Rimbaud o
Verlaine):
A. El Simbolismo francés. De él toman:
- La referencia a la interioridad,
al alma del poeta, que habla en primera persona de su “yo”.
- El símbolo Ejemplos
son: el ocaso (decadencia, la muerte), el camino (vivir) o el sauce (tristeza).
- La sinestesia. Expresa
lo percibido por uno de los sentidos corporales mediante un término que,
denotativamente, designa una impresión que se percibe por otro. Ej: color
fresco
- La inconcreción, pues
los poetas muestran estados de ánimo que no están claramente definidos, sino
intuidos o sugeridos. Ejs: “dulzura de luz” o “risa de oro”.
- Es arte de la
sugerencia, con un lenguaje más libre, por lo que se le da mucha importancia a
la música, que no se ata a ningún significado concreto, el más capacitado para
expresar los matices del alma contemporánea.
B. El Decadentismo francés (el intimista). De él toman:
- El pesimismo, la
melancolía
- La referencia a la muerte
Las dos obras que dan inicio a la etapa,
ambas de 1903, son Arias tristes, de
Juan Ramón Jiménez, y Soledades, de
Antonio Machado para consolidar esta vertiente. A esta misma vertiente se
sumará el propio Rubén Darío, quien en 1905 publicará un poemario que va en
esta línea pesimista e intimista, Cantos de vida y esperanza.
TEXTO Rubén Darío (Prosas profanas -1896-)
La princesa
está triste…¿qué tendrá la princesa?
Los suspiros
se escapan por su boca de fresa
que ha
perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa
está pálida en su silla de oro,
está mudo el
teclado de su clave sonoro
y en un vaso,
olvidada, se desmaya una flor.;
El jardín puebla
el triunfo de los pavos reales
Parlanchina
la dueña dice cosas banales,
y vestido de
rojo pirueta el bufón
La princesa
no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por
el cielo de Oriente
la libélula vaga de una
vaga ilusión
¿Piensa acaso
en el príncipe de Golconda o de China
o en el que ha detenido
su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura
de luz,
Desde el
inicio del texto podemos apreciar que el personaje del que se habla es de clase
elevada, una princesa, a la que se le asocian otros términos que hacen
referencia a la exquisitez, como la metáfora “boca de fresa” (v.2) “silla de
oro” (v. 4). Hay, asimismo, exquisitez, en todo lo que tiene que ver con la
ambientación y la imaginación, pues se habla de “pavos reales” (v.7), “príncipe
de Golconda o de China” (v. 13).
Estamos,
por tanto, ante una estética parnasiana, como lo demuestra también la
preocupación por la ornamentación, con recursos como las metáforas (“boca de
fresa” –v.2-) o la personificación (“está mudo el teclado”). Rasgo parnasiano
es también la referencia a lo exótico, que aparece cuando dice “cielo de
Oriente” (v.11) o “príncipe de Golconda o China” (v.13).
Un rasgo
de modernidad lo supone la fragmentación sintáctica y el lenguaje sugerente,
con los que se rompen las relaciones causa-efecto que, aunque será decisiva
para las vanguardias, ya se inicia con el Modernismo. En el texto podemos
comprobar estos dos mismos recursos en el verso 6, “y en un vaso, olvidada, se
desmaya una flor”, que incluye una imagen y rompe la lógica oracional.
En
cuanto a la métrica y versificación, hay que señalar el gusto por la
experimentación con los versos, pues buscando nuevos ritmos se han abandonado
las estrofas clásicas y ha creado el poeta una combinación de versos propia,
combinación de versos alejandrinos de rima consonante, verso eso sí, que
recupera de la tradición española.
Por otro
lado, hay que comentar la presencia de los sentidos en el texto, pues están
representados el de la vista “boca de fresa” –v.2- o “color” –v.3-, el del oído
“está mudo el teclado” –v.5-, el del olfato con la referencia a la flor –v. 6-
y el del gusto “boca de fresa”.
Asimismo, aparecen elementos simbólicos
relacionados con la belleza, como el del pavo real –v.7- o la flor –v.6- (no
son, pues, como los símbolos del Simbolismo propiamente dicho, que tienen un
contenido más trascendente).
Estamos,
por tanto, ante un poema modernista, en concreto del primer modernismo o
modernismo parnasiano, que en España introduce Rubén Darío, autor del poema que
hemos tratado aquí.
TEXTO de Antonio Machado
Era una mañana y abril sonreía.
Frente al horizonte dorado moría
la luna, muy blanca y opaca; tras ella,
cual tenue ligera quimera, corría
la nube que apenas enturbia una estrella.
………………………………………….
Como sonreía la mañana
al sol del Oriente abrí mi ventana;
y en mi triste alcoba penetró el Oriente
en canto de alondras, en risa de fuente
y en suave perfume de flora temprana.
Fue una clara tarde de melancolía.
Abril sonreía. Yo abrí las ventanas
de mi casa al viento…. El viento traía
perfume de rosas, doblar de campanas…
Doblar de campanas lejanas, llorosas,
suave de rosas aromado aliento…
…¿Dónde están los huertos floridos de
rosas?
¿Qué dicen las dulces campanas al viento?
………………………………………..
Pregunté a la tarde de abril que moría:
¿Al fin la alegría se acerca a mi casa?
La tarde de abril sonrió: La alegría
pasó por tu puerta –y luego, sombría:
Pasó por tu puerta. Dos veces no pasa
Aunque en
el poema se nos habla de la primavera y hay atisbos de felicidad y alegría,
pues aparecen expresiones como “abril sonreía” –v.1-, “sonreía la mañana” –v.6-
o “suave perfume de flora temprana” –v.10-, pronto descubrimos un vocabulario
representativo de la negatividad, de la melancolía, con expresiones como
“triste alcoba” o “melancolía”, propias del movimiento romántico y
decadentista. Con negatividad termina el
poema (“Pasó por tu puerta. Dos veces no pasa”)
Por otro
lado, podemos apreciar que en todo el poema están representados de manera
explícita los sentidos; así, aparece el de la vista (“muy blanca” –v.2-), el
del olfato (“suave perfume de flora temprana” –v9- o “perfume de rosas”
–v.13-), el del oído (“canto de alondras” –v.8- o “doblar de campanas” –v.9-).
En el caso de los otros dos sentidos, aparecen representados por medio de dos
sinestesias. Y así, se dice “Doblar de
campanas lejanas, llorosas / suave de rosas aromado aliento” –vs. 14 y 15-,
representando con el adjetivo suave
el sentido del tacto, y se hace una referencia al sentido del gusto con la
expresión “dulces campanas” –v,17-. Esta representación de los cinco sentidos y
del uso de la sinestesia, junto con la presencia de elementos simbólicos de la
naturaleza, como “luna” –V 3-, “fuente” o “alondra” -v.9- y la referencia al Oriente –v. 7- nos
llevan a pensar en un poeta modernista, en concreto del modernismo intimista,
iniciado en España 1903.
Por último, las referencias a la tarde como
elemento simbólico de decaimiento –v.18- y el tema de las ilusiones
inalcanzadas –quimera- nos hacen pensar en Antonio Machado, en su línea
intimista de Soledades, galerías. Otros poemas (1907).
3ª. Sesión: La poesía de Juan Ramón
Jiménez
Vino, primero,
pura,
vestida de inocencia.
Y la amé como
un niño.
Luego se fue
vistiendo
de no sé qué
ropajes.
Y la fui
odiando, sin saberlo.
Llegó a ser una
reina,
fastuosa de
tesoros…
¡Qué iracundia
de yel y sin sentido!
…Mas se fue
desnudando.
Y yo le
sonreía.
Se quedó con la
túnica
de su inocencia
antigua.
Creí de nuevo
en ella.
Y se quitó la
túnica,
y apareció
desnuda toda…
¡Oh pasión de
mi vida, poesía
desnuda, mía
para siempre!
JUAN RAMÓN
JIMÉNEZ:
TEXTO 1 Juan Ramón Jiménez
En el fondo de la estancia
un instante nos miramos;
la sombra nos envolvía
y nadie quiso mirarnos.
Yo sentí que me embriagaba
el perfume de los nardos
que le prendí aquella tarde
sobre su vestido blanco.
Como entonces nos queríamos,
nuestros sueños se cruzaron:
yo me encontré sus mejillas
y ella se encontró mis labios.
La sombra nos envolvía
y nadie quiso mirarnos;
y sin turbar el silencio,
dulcemente nos besamos
La estrofa
empleada, un romance, junto con la repetición de dos versos a modo de
estribillo (“la sombra nos envolvía / y nadie quiso mirarnos”) vincula al poema
con la tradición y, más exactamente, a la corriente popularista. El tema amoroso del poema y el intenso
lirismo nos hacen pensar en Bécquer y sus Rimas.
Significativa es, asimismo, la presencia de los sentidos en el texto,
pues aparece el del olfato (“el perfume de los nardos” –v.6-), el de la vista
(“vestido blanco” –v. 8-), el del tacto (“yo me encontré sus mejillas / y ella
se encontró mis labios” –vs.11 y 12-), el del oído (“sin turbar el silencio” –v
15- y el del gusto (“dulcemente nos besamos”) –v.16-), lo que nos conduce al
Modernismo.
Todo lo
dicho, más la observación de la conquista de la interioridad, con expresiones
como “la sombra nos envolvía y nadie quiso mirarnos”, nos lleva a pensar en
Juan Ramón Jiménez, en concreto en el de inicios de siglo, en la época de
influencia modernista, justo antes de la invasión de los símbolos en su poesía,
es decir, el de obras como Rimas (1902) o Primeras poesías
(1902).
TEXTO 2 Juan
Ramón Jiménez
En el balcón, un momento
nos quedamos los dos solos;
desde la dulce mañana
de aquel día, éramos novios.
El paisaje soñoliento
dormía sus vagos tonos
bajo el cielo gris y rosa
del crepúsculo de otoño.
Le dije que iba a besarla;
la pobre bajó los ojos
y me ofreció sus mejillas
como quien pierde un tesoro.
Las hojas muertas caían
en el jardín silencioso,
y en el aire fresco erraba
un perfume de heliotropos.
No se atrevía a mirarme;
le dije que éramos novios,
y las lágrimas rodaron
des sus ojos melancólicos.
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ: ETAPA SENSITIVA. OBRAS PRIMERAS DE
INFLUENCIA SIMBOLISTA
TEXTO 3 Juan Ramón Jiménez
Yo me moriré, y la noche
triste, serena y callada,
dormirá el mundo a los rayos
de su luna solitaria.
Mi cuerpo estará amarillo,
y por la abierta ventana
entrará una brisa fresca
preguntando por mi alma.
No sé si habrá quien solloce
cerca de mi negra caja,
o quien me dé un largo beso
entre caricias y lágrimas.
Pero habrá estrellas y flores
y
suspiros y fragancias,
y amor en las avenidas
a la sombra de las ramas.
Y sonará ese piano
como en esta noche plácida
y no tendrá quien lo escuche
sollozando
en la ventana.
Desde el inicio del poema podemos apreciar el tono melancólico, pues aparece el
tema de la muerte propia, además de tres adjetivos como “triste”, “serena” y
“callada”. Estos tres adjetivos están referidos al nombre “noche”, que nos
sugiere también el tema de la interioridad, pues la noche es el momento
propicio para ello. Estamos, por tanto, en un momento de influencia
decadentista e intimista, que en España triunfará a partir de 1903, con Juan
Ramón Jiménez y Antonio Machado como figuras estelares.
Es este
momento citado, a partir de 1903, el de eclosión de los símbolos, de los que
aquí encontramos representación en términos de la naturaleza como “brisa” –v.
7-, “flores” –v.13-
También
propia del Modernismo, presente asimismo en el poema tratado, es la
ornamentación por medio de adjetivos (“triste, serena y callada” –v. 2-) y
sustantivos relacionados con el amor y la naturaleza (beso, caricias, estrellas,
flores, amor), ajenos al poeta. A esto hay que añadir, propio del Modernismo,
la presencia de los sentidos, de los que encontramos el del oído, representada
por lo musical (“sonará ese piano”), el de la vista, representada por el color
(“cuerpo amarillo” y “negra caja”), el del olfato (“fragancias”) y el del tacto
(“caricias”).
Asimismo,
aparecen motivos de influencia romántica, filtrados algunos de ellos por el
Decadentismo y otros a través directamente de la poesía de Bécquer. Y así,
tenemos “noche triste, serena y callada”, “luna solitaria”, “solloce”, “negra
caja” o el motivo de la soledad confirmada en la última estrofa.
De
influencia decadentista y romántica es, asimismo, el tono quejumbroso y
doliente. De Bécquer procede también el cultivo del romance, molde que escoge
también aquí Juan Ramón.
El cultivo
del romance, la presencia de la brisa como elemento simbólico, la de elementos
positivos, aunque ajenos al poeta, en medio de una atmósfera quejumbrosa, junto
con el motivo de la ventana abierta, nos llevan a pensar que el autor es Juan
Ramón Jiménez, en concreto el del primer momento de la etapa sensitiva, el de Arias
tristes (1903), en la que, a elementos de influencia becqueriana, añade los
más propiamente modernistas, como el uso de símbolos, la ornamentación extrema
o la presencia de los sentidos.
TEXTO 4 Juan
Ramón Jiménez
Se está muriendo el otoño,
-sueño y frío, llanto y niebla-;
mi rosal siente floridas
nostalgias de primavera.
¿Cuándo habrá aroma en el aire?
…De una ventana entreabierta
viene el aria de un piano
llorando antiguas tristezas.
El jardín de mi adorada
está lleno de hojas secas;
los árboles no se mueven,
nadie pasa por las sendas.
Es un silencio de parques
olvidados; huele a tierra
de cementerio, y se oye
la lluvia en la fronda muerta.
TEXTO 5 Juan Ramón Jiménez
Pájaro errante y lírico, en esta floreciente
soledad de domingo, vagas por mis jardines,
del árbol a la yerba, de la yerba a la fuente
llena de hojas de oro y caídos jazmines …
¿qué es lo que tu voz débil dice al sol de la tarde
que sueña dulcemente en la cristalería?
¿eres, como yo, triste, solitario y cobarde,
hermano del silencio y la melancolía?
¿Tienes una ilusión que cantar al olvido?
¿una nostaljia eterna que mandar al ocaso?
¿un corazón sin nadie, tembloroso, vestido
de
hojas secas, de oro, de jazmín y de raso?
El poema
está bajo la influencia modernista, pues aparecen la negatividad, con la
referencia a la soledad, melancolía y haciendo uso de un tono elegiaco, todos
propios decadentistas (“¿eres, como yo, triste, solitario y cobarde, / hermano del silencio y
la melancolía?) y elementos simbólicos, como “jardines” –v. 2- o
“fuente” –v.3-, relacionados con una etapa intimista modernista.
Hay,
asimismo, un rasgo que nos hace pensar en una etapa modernista final, como lo
es el uso de un verso largo, en concreto el alejandrino en una estrofa como el
serventesio. Por tanto, el abandono del romance de la etapa inicial modernista
es ya un hecho.
Hay unos
rasgos que nos hacen pensar en Juan Ramón Jiménez, como lo son elementos
simbólicos personales, como “pájaro” –v.1-, que representa en él a la
inspiración, “hojas secas” –v.12-, y otros términos simbólicos relacionados con
la naturaleza (como árbol –v.3- o jazmines –vs. 4 y 12- ), y el uso de la “j”
en lugar de la “g” (aparece nostaljia
–v.10-).
Finalmente, hay un uso morfológico que nos lleva a confirmar esta etapa
final modernista de Juan Ramón Jiménez, la de La soledad sonora, de
1911, como lo es la presencia de los nombres abstractos, lo que lo lleva a
anunciar el conceptismo de su etapa posterior, la de la poesía pura o
intelectual. Es ya esta, pues, una poesía más personal.
TEXTO 6 Juan Ramón Jiménez
Un pájaro de otoño solloza bajo el tilo,
Las rosas de la tarde escuchan tu piano,
Las nubes blancas yerran por el azul tranquilo
Y huelen a flor las sortijas de tu mano…
Sobre mi mano cae mi frente pensativa,
Que palidece y arde de ensueño mientras lloro…
¡Cielo, pájaro y sol!¡No quiero, mientras viva,
más que esta tarde azul, de armonía y de oro!
¡Ah, quién pudiera prolongar eternamente
este instante de música, de fragancia y de canto!
… El pájaro y
el tilo tienen oro poniente….;
Las rosas y nosotros tenemos sombra y llanto…
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ: ETAPA DE TRANSICIÓN ENTRE
TEXTO 7 Juan Ramón
Jiménez
Sólo mi frente y el cielo.
¡Los únicos universos!
¡Mi frente, sólo, y el cielo!
- Entre ellos, la brisa pura,
caricia fiel, mano única
para tantas plenitudes…
La brisa, que baja y sube…-
Arriba, todo lo vivo,
todo el sueño en mi sentido,
poblando a aquél de las alas
que a su armonía él le baja.
Nada más.
- ¿Acaso, eres
tú la brisa que va y viene
del cielo, amor, a mi frente?
La temática y la concepción de la poesía del poema apunta ya a una etapa
intelectual, es decir, a la poesía que se va apartando de la modernista. Y así
nos viene a decir el poeta que sólo existen inteligencia (“mi frente” –vs.1 y
3-) y poesía (“cielo”-vs.1 y 3-), y que esta aparece sólo cuando llega la
inspiración, “la brisa”, elemento simbólico.
Aunque se
puede relacionar su concepción de la poesía (lo máximo, su dios y, a la vez
como su amada, su amor) con la de Bécquer (esta influencia ya aparecía en la
poesía modernista de Juan Ramón), aquí se aparta de Bécquer, porque todo lo
subordina a la inteligencia (incluidos los sueños –el sentido lleva la armonía
al sueño-).
Es, por
consiguiente, una poesía apartada de la modernista parnasiana y de la
decadentista. Resabio de la etapa modernista intimista y del tono becqueriano
es el que se invoque al amor –último verso-, que contrasta con las referencias
intelectuales al “sentido” –v.9- y la “frente” –v.1-
Todo lo
indicado, junto con la búsqueda de la pureza (aparece la palabra pura –v.4-),
que supondrá únicamente ir al concepto y a la esencia (“Sólo mi frente y el
cielo” –v.1- o “Nada más” –v.12-), nos anuncian un periodo en el que se
interesará el poeta por lo intelectivo y conceptual.
Todo lo
expuesto nos lleva a pensar que se trata de un poema de Juan Ramón Jiménez de
un momento de transición entre la etapa sensitiva (de influencia modernista) y
la intelectual (la de la poesía pura), esto es, su poesía de los años
Confirman lo dicho el que Juan Ramón ha abandonado el cultivo del
romance, y para su poesía se puede hablar de verso libre, pues aunque
predominan los versos de ocho sílabas, también aparecen versos más cortos sin
rima.
TEXTO 8 Juan Ramón Jiménez
Aquí se desnudaba y se vestía
ella, cantando, estos días alegres
en que ha vivido con nosotros.
Ahora, por los rincones encalados,
¡qué solo el sol, qué solo,
verdeamarilla de las hojas nuevas
del castaño del patio su luz de oro!
Solitario diálogo
del cuarto mudo y de la tarde clara
hablando de ella,
que yo, sin ella, pensativo oigo.
TEXTO 9 Juan Ramón Jiménez
¡No estás en ti, belleza innúmera,
que con tu fin me tientas, infinita,
a un sinfín de deleites!
¡Estás en mí, que te penetro
hasta el fondo, anhelando, cada instante,
traspasar los nadires más ocultos!
¡Estás en mí, que tengo
en mi pecho la aurora
y en mi espalda el poniente
-quemándome, transparentándome
en una sola llama-; estás en mí, que te entro
en tu cuerpo mi alma
insaciable y eterna!
La presencia al principio del
poema de nombres abstractos, como “belleza” –v.1-, “deleites” –v.3- o
“instante” –v.5-, nos separa de la poesía realista o modernista y nos aproxima
a una poesía conceptual. Asimismo, algunos de los adjetivos empleados, como
“innúmera” –v.1-, “infinita” –v.2- o “eterna” –v.13-, nos llevan a una poesía
intelectual, una poesía pura, que busca lo absoluto después de un proceso de
depuración pero que es también una poesía densa. Es este proceso de depuración
lo que hace que los poemas sean, en general, breves.
Los rasgos citados, junto con el
hecho de que se presente el poeta como un dios, como un creador, como lo
prueban las repetidas referencias a la primera persona y partes concretas del
cuerpo del poeta (“Estás en mí –vs. 4 y 7-, “mi pecho” –V.8-, “mi espalda”
–v.9, “mi alma” –v.12-, “-quemándome, transparentándome” –v.10-), la referencia
a la eternidad –v.13-, al momento presente (“cada instante” –v.5-) o la paradoja de que sea la belleza, nombre
abstracto, la que aporte el cuerpo –v.12- y el poeta el alma, es decir, que se
purifica al máximo, nos hace pensar en Juan Ramón Jiménez y en su poesía
intelectual, pura o desnuda, posterior al Diario de un poeta recién casado (1917).
4ª. Sesión: La poesía de Antonio Machado
ANTONIO MACHADO
TEXTO 1 Antonio
Machado
(Soledades -1903 1907-)
Era una mañana
y abril sonreía.
Frente al horizonte dorado moría
la luna, muy blanca y opaca; tras ella,
cual tenue ligera quimera, corría
la nube que apenas enturbia una estrella.
………………………………………….
Como sonreía la mañana
al sol del Oriente abrí mi ventana;
y en mi triste alcoba penetró el Oriente
en canto de alondras, en risa de fuente
y en suave perfume de flora temprana.
Fue una clara tarde de melancolía.
Abril sonreía. Yo abrí las ventanas
de mi casa al viento…. El viento traía
perfume de rosas, doblar de campanas…
Doblar de campanas lejanas, llorosas,
suave de rosas aromado aliento…
…¿Dónde están los huertos floridos de rosas?
¿Qué dicen las dulces campanas al viento?
………………………………………..
Pregunté a la tarde de abril que moría:
¿Al fin la alegría se acerca a mi casa?
La tarde de abril sonrió: La alegría
pasó por tu puerta –y luego, sombría:
Pasó por tu
puerta. Dos veces no pasa
Aunque en el poema se nos habla
de la primavera y hay atisbos de felicidad y alegría, pues aparecen expresiones
como “abril sonreía” –v.1-, “sonreía la mañana” –v.6- o “suave perfume de flora
temprana” –v.10-, pronto descubrimos un vocabulario representativo de la
negatividad, de la melancolía, con expresiones como “triste alcoba” o
“melancolía”, propias del movimiento romántico y decadentista. Con negatividad termina el poema (“Pasó por
tu puerta. Dos veces no pasa”)
Por otro lado, podemos apreciar
que en todo el poema están representados de manera explícita los sentidos; así,
aparece el de la vista (“muy blanca” –v.2-), el del olfato (“suave perfume de
flora temprana” –v9- o “perfume de rosas” –v.13-), el del oído (“canto de
alondras” –v.8- o “doblar de campanas” –v.9-). En el caso de los otros dos
sentidos, aparecen representados por medio de dos sinestesias. Y así, se dice “Doblar de campanas lejanas,
llorosas / suave de rosas aromado aliento” –vs. 14 y 15-, representando con el
adjetivo suave el sentido del tacto,
y se hace una referencia al sentido del gusto con la expresión “dulces
campanas” –v,17-. Esta representación de los cinco sentidos y del uso de la
sinestesia, junto con la presencia de elementos simbólicos de la naturaleza,
como “luna” –V 3-, “fuente” o “alondra”
-v.9- y la referencia al Oriente –v. 7- nos llevan a pensar en un poeta
modernista, en concreto del modernismo intimista, iniciado en España 1903.
Por último, las referencias a la
tarde como elemento simbólico de decaimiento –v.18- y el tema de las ilusiones
inalcanzadas –quimera- nos hacen pensar en Antonio Machado, en su línea
intimista de Soledades, galerías. Otros poemas (1907).
TEXTO 2 Antonio Machado
(Soledades)
Sonaba el reloj la una,
Dentro de mi cuarto. Era
Triste la noche. La luna,
reluciente calavera,
ya del cenit declinando,
Iba del ciprés del huerto
fríamente iluminando
el alto ramaje yerto.
Por la entreabierta ventana
llegaban a mis oídos
metálicos alaridos
de una música lejana.
Una música tristona,
una mazurca olvidada,
entre inocente y burlona,
mal teñida y mal soplada.
Y yo sentí el estupor
del alma cuando bosteza
el corazón, la cabeza,
y … morirse es lo mejor.
TEXTO 3 Antonio Machado
Campos de
Castilla (1912-1917)
CAMPOS DE SORIA
Es la tierra de Soria árida y fría.
Por las colinas y las sierras calvas,
verdes pradillos, cerros cenicientos,
la primavera pasa
dejando entre las hierbas olorosas
sus diminutas margaritas blancas.
La tierra no revive, el campo sueña.
Al empezar abril está nevada
la espalda del Moncayo;
el caminante lleva en su bufanda
envueltos cuello y boca, y los pastores
pasan cubiertos con sus luengas capas.
Desde el
inicio del texto podemos comprobar la intención del poeta de describir de manera
objetiva, pues utiliza el verbo “ser”, su referente son elementos de la
naturaleza y los adjetivos que se les aplica son objetivos (“árida y fría”
–v.1-, “sierras calvas” –v.2- o “verdes pradillos-“). Además, estos elementos
de la naturaleza non son simbólicos, sino que responden a una realidad vista
por el poeta. Por esto, podemos decir que es un poema apartado ya del
modernismo.
Las referencias biográficas y a
Soria (aparecen citada la ciudad de Soria –v.1- y el Moncayo –v.9-), el símbolo
del camino/caminante y la referencia al sueño como ensoñación –v.7- nos llevan
a pensar en Antonio Machado, en concreto en su etapa soriana, la de Campos
de Castilla.
TEXTO 4 Antonio Machado
Campos de
Castilla
Allá en las tierras altas,
por donde traza el Duero
su curva de ballesta
en torno a Soria, entre plomizos cerros,
y manchas de roídos encinares,
mi corazón está vagando, en sueños …
¿No ves, Leonor, los álamos del río
con sus ramajes yertos?
Mira el Moncayo azul y blanco; dame
tu mano y paseemos.
Por estos campos de la tierra mía,
bordados de olivares polvorientos,
voy caminando solo,
triste, cansado, pensativo y viejo.
TEXTO 5 Antonio Machado
(Nuevas
canciones -1924-)
El pensamiento barroco
pinta virutas de fuego,
hincha y complica el decoro.
El poema,
que utiliza una estrofa popular, como lo es la soleá, supone una crítica al
conceptismo barroco, por un lado, pues se habla de “pensamiento barroco”, es
decir, se hace referencia a lo intelectivo, de lo que se dice que es difícil
(“complica el decoro” –v.3-), pero es también una crítica a la parte formal
barroca, ya que no se declara partidario de su ornamentación (“hincha el
decoro” –v.3-).
Tras lo
dicho, queda claro que nos encontramos ante una poesía sencilla, no recargada.
Lo visto
hasta ahora nos lleva a pensar en una poesía que no abraza ninguna de las
tendencias posteriores a la modernista, ni la poesía pura, ni la poesía
vanguardista. Se trata de una poesía reflexiva y que tuvo influencia de lo
popular, como lo prueba el molde estrófico empleado. En el poema hace uso su
autor de una imagen visionaria, propia de la poesía posterior a la modernista,
aunque no hace uso el poeta del fragmentarismo propio de las vanguardias.
Todo lo
expuesto nos lleva a pensar en Antonio Machado y, más exactamente, en su obra Nuevas
canciones, de 1924, obra de contenido filosófico y de poemas breves en la
que se deja percibir el influjo de un poeta realista, Campoamor y, más
concretamente, de sus humoradas.
TEXTO 6 Antonio
Machado
(Nuevas canciones -1924-)
Concepto mondo y lirondo
suele ser cáscara hueca;
puede ser caldera al rojo
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